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Un rey golpe a golpe

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128como secuela un hematoma interno que originó una fibrosis reactiva ("brida fibrótica pelvianaperiuretral que ejerce presión sobre el uréter izquierdo"), que tuvo que ser operada dos añosdespués. En la intervención se le extirpó la fibrosis y parte del testículo izquierdo. Los médicos lerecomendaron entonces que pusiera las partes al sol para favorecer la cicatrización, y fue cuandotuvo la mala suerte de que un paparazzi le fotografiara desnudo sobre la cubierta del yate Fortuna enaguas de Mallorca, como si fuera un "naturista", cuando sólo lo hacía por prescripción facultativa.En 1988 se dio un cacharrazo cazando en Suecia. Cuando perseguía alborotado una pieza, una ramale dio un <strong>golpe</strong> en el ojo a traición. En diciembre de 1989, durante unas vacaciones en la estación deCourchevel (los Alpes franceses), otra trompada le produjo contusiones y heridas en la cara. El 28de diciembre de 1991, esquiando en Baqueira, se cayó otra vez, mientras bajaba por una pendientemuy empinada, y se hundió el disco tibial de la rodilla derecha, por lo que tuvieron que intervenirlequirúrgicamente una vez más. Tuvo que traer muletas hasta el mes de abril. La Casa Real,preocupada por el hecho de que los españoles pudieran empezar a pensar que tantos <strong>golpe</strong>s no eranuna cosa normal, difundió la versión de que el accidente había sido contra otro esquiador que cruzóel camino que seguía él. El misterioso obstáculo no fue identificado nunca, aunque las redaccionesde algunas revistas se llenaron de espontáneos que se querían atribuir el honor.El Gobierno idílico del PSOE y el Rey empezó a entrar en una zona oscura cuando los escándalosde corrupción que afectaban al Gobierno empezaron a aparecer en la prensa y acabaron salpicando ala Corona. En un primer momento, la unión no se rompió. En 1990, cuando la oleada de escándalosapenas había empezado, la Casa Real y La Moncloa se aliaron para tirar de las orejas a la prensa.Ya habían salido a la luz, en cuanto al PSOE, los primeros episodios de corrupción, especialmentelos casos de la renovación de la flota de Iberia y el asunto Juan Guerra. Y, con respecto al <strong>rey</strong>, dospublicaciones, el semanario Tribuna y el diario El Mundo, en el mes de agosto, habían osadopublicar varios reportajes críticos sobre los "líos de la corte de Mallorca", con titulares como "Asíse forran los amigos del <strong>rey</strong>".En el discurso de aquel año el <strong>rey</strong> pronunció las palabras siguientes: "Si la libertad de expresiónimplica por parte de todos la capacidad para aceptar las críticas y las opiniones diversas, el derechoa la información veraz exige de los medios de comunicación social la máxima profesionalidad yresponsabilidad en el ejercicio de su tarea. Si hay que pedir comprensión ante las críticas a quieneslas reciben, es legítimo pedir también mesura y respeto a la verdad a quienes las hacen". Suspalabras no gustaron nada a la prensa y se empezó a difundir el rumor de que el párrafo en cuestiónhabía sido una imposición de La Moncloa. Se dijo que el mismo Felipe González lo había incluidode propia mano, en contra incluso del entonces máximo responsable de la política de la Casa Real,Sabino Fernández Campo. Curiosamente, El País fue el único diario que no se sumó a las críticas almensaje navideño. Cuatro días después (el 28 de diciembre) se publicó una felicitación del <strong>rey</strong> porla celebración de los primeros 5.000 números del diario, en la que decía: "Siempre he estado segurode que, como Rey, podría contar cono 'El País' en cada ocasión en que la historia reciente lorequería, es decir, cotidianamente, en los momentos más graves y en los más livianos". Pero éste nofue el final de la historia, ni mucho menos. <strong>Un</strong>os meses después, en el transcurso de un viaje oficiala Granada, en junio de 1991 el <strong>rey</strong>, evidentemente aconsejado por otras personas, se refirió porprimera vez a la corrupción: "Es lógico que… queráis romper con la desidia y la corrupción que hanmalogrado tantas cosas en España", dijo en un contexto en el que el caso Guerra estaba muycalentito. Y sus palabras, dichas como quien no quiere la cosa en medio de un discurso bastante

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