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Aportes psicosociales - IIDH

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93IntroducciónHistóricamente, la tortura ha estado asociada al ámbito jurídico, ya que en laAntigüedad, la Edad Media y hasta finales del siglo XVIII la tortura judicial fue partede los procedimientos regulares de investigación criminal. En esas épocas contabacon sus propias regulaciones, con tratados y doctores en leyes expertos en el tema(Langbein, 1976; Foucault, 1979). Llegó a ser un espectáculo público, utilizadopara disuadir de cometer crímenes y para afirmar el poder absoluto del gobernante.Existía entonces un claro vínculo entre su aplicación y los delitos en contra del soberanoo del Estado, que aún se percibe en nuestros tiempos. Como ha señalado PierreVidal-Naquet, “la tortura no es otra cosa que una forma inmediata de dominio deun hombre sobre otro, que es la esencia de la política”.En el siglo XIII, el jurista Romano Azo señalaba que “tortura es la búsqueda dela verdad por medio del tormento” (Peters, 1985). En Grecia y el Imperio Romano,por ejemplo, el testimonio de un esclavo era admisible solo si se obtenía bajo tortura,asumiendo que jamás revelaría la verdad voluntariamente. Entonces, como en la actualidad,el empleo de la tortura ha estado ligado de alguna manera a la necesidad deobtener “la verdad”, según la interpretación que de ella tenga el torturador.En la Antigüedad este recurso también se utilizó en el contexto religioso: los primeroscristianos eran torturados para que abandonaran su fe, propósito que tiene resonanciastambién en nuestros días. En países cuyo modelo de gobierno está reguladosegún una determinada religión, la disidencia es interpretada como una amenaza alpoder y, por consiguiente, sujeta a represión, que usualmente involucra la tortura.Langbein afirma que la abolición de la tortura judicial obedeció a cambios en lasleyes criminales que ya no requerían una confesión, sino evidencias a la hora de sentenciara un criminal. Otros, como Foucault, sostienen en cambio que fue la voz deescritores liberales –Voltaire y Beccaria, por ejemplo– la que reveló sus deficiencias ycondenó su uso. Estas opiniones, sumadas a la reacción de la sociedad ante el espectáculopúblico de la tortura, contribuyeron a su desaparición del sistema judicial apartir de los siglos XVIII y XIX.

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