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Procedimientos-de-la-Inquisicion

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202poco á ésta, tenle por gentil y publicano.» Esto es, juzgaque no pertenece á <strong>la</strong> congregación <strong>de</strong> los fieles,que no es miembro <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Cristo con mejor títuloque los que jamás hubieren recibido <strong>la</strong> fe cristiana.En este grado <strong>de</strong> severidad, harto riguroso si bien seconsi<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong>tiene el paso <strong>la</strong> disciplina cristiana. Coneste tribunal pura y genuinamente evangélico, Qon estasleyes esencialmente justas porque son esencialmentecristianas, con este método <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r los primerosjueces en <strong>la</strong>s audiencias contra los hermanos <strong>de</strong>scaminadosy contra todo género, <strong>de</strong> herejías; medios yprocedimientos que usó felizmente <strong>la</strong> primitiva Iglesiapara extirpar todas <strong>la</strong>s que pulu<strong>la</strong>ron en el<strong>la</strong>, hubiera<strong>de</strong>bido estimar <strong>la</strong> piedad cristiana, si ésta existía, queCristo habia mirado por sí superabundantemente.Mas el que quisiere extirpar los errores con <strong>la</strong>muerte <strong>de</strong> los que yerran, haría ciertamente lo que elmédico que, <strong>de</strong>seando librar <strong>de</strong> algún mal á sus enfermos,los matase <strong>de</strong> propósito. Añádase que los quedicen que <strong>de</strong> este modo extirpan el error, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>no conseguirlo, quitando <strong>de</strong> en medio al que ;yerra lecortan todo camino <strong>de</strong> salud, pues pudiera suce<strong>de</strong>r,según lo recónditos é incomprensibles que son los juicios<strong>de</strong> Dios, que, conservado en <strong>la</strong> vida, se redujesepor fin alguna vez á mejor acuerdo. ¿Acaso corre peligro<strong>de</strong> inficionar el enfermo con su mal á otros?¿Sí? Pues el mejor remedio, el único racional y justo,es el que disponen el Maestro y el Apóstol, á saber:«que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> amonestado una, dos y tres veces envano, se evite su conversación y se le separe <strong>de</strong>l cuerpo<strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia.»Objetaráse que por razones <strong>de</strong> otro or<strong>de</strong>n y porconsi<strong>de</strong>raciones y circunstancias más bien políticasque religiosas, llegó á ser lícito castigar á los tales contumacescon penas corporales más severas y aflictivas.Y bien: ¿no era acaso para esto muy suficiente y hartolegítimo el magistrado civil ordinario? Y no se digaque á los magistrados seg<strong>la</strong>res no podía pertenecer elconocimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s herejías, por carecer <strong>de</strong> erudición

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