desta manera vamos subiendo, presto daremos en la reglOn del fuego yno sé yo cómo templar esta clavija para qUe no subamos donde nos abrasemos".Todo esto lo oyen los duques y sus corifeos, con la precisión con queescuchan los técnicos de las bases de lanzamiento de los cohetes astronáuticos las observaciones del ocupante aventurero, ruso o angloamericano,Los burladores de don Quijote y Sancho acercan a los cabalgantes deClavileño estopas encendidas, hasta chamuscar las barbas del escudero,quien resiente el calor y dice:"--Que me maten si no estamos en el lugar del fuego, o bien cercaporque una gran parte de mi barba se me ha chamuscado, y estoy, señor,por descubrirrne y ver en qué parte estamos.Védase don Quijote con la autoridad del amo y con el recuerdo delríesgo a que estuvo expuesto el licenciado Torrealba cuando, en caso ¡;imilaral que ellos ahora atravesaban, fue aconsejado por el diablo a queabriese los ojos, lo cual no hizo el viajero, salvándose así de una muertecierta.<strong>El</strong> vuelo de don Quijote y Sancho en Clavileño fue, técnicamente,una aventura astronáutica, no un mero traslado de un punto a otro dela tierra, como se hacía en las alfombras mágicas y caballos mecánicosde las Mil y una Noches, Así se desprende de las observaciones de los dosviajeros sobre la región ventosa, que forma la segunda capa de la atmósfera,y la ígnea, lesiva a las barbas del gobernador de Barataria encierne.La aventura termina cuando estallan los cohetes de que iba rellenoClavileño, como un adelanto a los vuelos mOdernisimos, con la rotundadiferencia de que éstos comienzan con el llSO de cohetes como fuerza m'Jtriz,y aquel tuvo cabo con la misma explosiva invención.Es interesante el reportaje que de aquella aventura hacen criado yamo. <strong>El</strong> escudero miente a sabiendas. Crédulo y sin letras, espera quesus embustes hagan impresión en sus oyentes, y, sin enconmendare aDios ni al diablo, dice a la duquesa:"-~o, señora, sentí que íbamos, según mi señor me dijo, volando porla región del fuego, y quise descubrirme un poco los ojos; pero mi amo,a quien pedi licencia para descubrirme, no lo consintió; mas yo, que tengono sé qué briznas de curioso, y de desear saber lo que se me estorbay impide, bonitamente y sin que nadie lo viese, por junto a las naricesaparté tanto y cuanto el pañizelo que me tapaba los ojos y por ahí miréhacia la tierra, y parecióme que toda ella no era mayor que un grano demostaza, y los hombres que andaban sobre ella, poco mayores queavellanas; porque se vea cuán altos debíamos de ir entonces".A la observación de la Duquesa, de que era imposible que Sancho vieraa los hombres más grandes qUe la tierra qUe ocupaban, hubo de replicardon Quijote y apoyar Sancho que todas aquellas cosas iban "fueradel orden natural", como ocurridas en el campo de los encantamientos.Más tarde Sancho ha de asegurar qUe jugó con las Pléyades, que élllama, con el vulgo, "las siete cabrilas", de las que dijo que dos sonverdes, dos encarnadas, dos azules "y la una de mezcla", lo que provocala pregunta cargada de malicia del Duque:LCTERIA 57
"-Decidme Sancho; ¿viste allá entre esas cabras algún cabrón?"Muy otro es el reportaje del caballero. <strong>El</strong> no miente. No dice la Verdadporque el halo de la fantasía que lo rodea lo deslumbra y no le permitepercibirla en sus justos contornos, pero expresa su convicción. Yasí se explica;"-Como todas estas cosas yesos sucesos van fuera del orden naturalno es mucho que Sancho diga lo que dice. De mí sé decir que no medescubrí por alto ni por bajo, ni ví el cielo ni la tierra, ni el mar, ni lasarenas. Bien es vcrdad que sentí que pasaba por la región del aire, yaun que tocaba la del fuego; pei: que pasásemos de all no lo puedocreer, pues estando la región del fuego entre el cielo de la luna y la últimaregión del aire, no pOdíamos llegar al cielo donde cstán las siete cabrillasque Sancho dice, sin abrasarnos; y pues no nos asuramos, o Sanchomiente, o Sancho sueña".y hasta aquí llega mi audaz tarea de presentar a Cervantes, si nocomo un precursor de los astronautas de hoy, sí como un genio que, afuer de ecuménico, se preocupó por el infinito que, a falta de técnica ypor vivir en un tiempo en que el hombre apenas iniciaba su estudio certerode los misterios siderales, tuvo imaginación suficiente para hacer aueel hijo de la fábrica de su cerebro lograra ver desde las entraiias de unacueva como los contemporáneos viajeros desde la cárcel estrecha de unacápsula, salir y ponerse el EOI varias veces en menos de dos horas, yllevar a sus dos inmortales personajes sobre los lomos de Glavileño porlas regiones colindantes con el cielo.Ruego que se me perdone mi osada incursión por el mundo inmensoque creó Cervantes, en gracia de la ocasión en que conmemoramos unaniversario más de su muerte y teniendo en cuenta que con el Quijo,teel Príncipe de los Ingenios nos legó un océano inagotable en el quc bienpuede tender sus redes seguro de sacar siempre peees, el más modesto ymenos avezado pescador,<strong>El</strong> día 7 de Septiembre del año de 1882, a las 3 y 25 de la madrugada.un fuene sacudimiento de tierra sorprendió a la población de esta capital.que alarmada corrió a las plazas pÚblicas a buscar un sitio seguro,<strong>El</strong> temblor duró cincuenta segundos, mis o menos, y fue tal su intensidadque causó daños en edificios p,iriculares y de gran --onsicleniciónen los pÚblicos del Estado. <strong>El</strong> corredor arqueado de la casa del Cabildo,recientemente rcfacciomida, se vino abajo. LA CORONACTON DE LAFACHADA DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL. QUEDO DES-TRUIDA EN SU MITAD. La torre de la Iglesia Parroquial de SantaAna y el cuerpo de la mism¡i quedaron cuane,idos, al igual que la casaPresidencial,Con tal motivo, el señor don José Gabriel Duque, concesionario dela ",Lotería de Panamá" celebró un sorteo a beneficio de la Iglesia CatedraL.Este sorteo que fue el undécimo. se verificó el 15 de Agosto de1883 y el premio mayor de mil pesos le correspondió al si:ñor HemyEhrman con el bilere nÚmero 601'.58 LOTERIA
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