Cuando se piensa en estos aspectos de la pasada organización universitariaen ambas Américas, uno empieza a entender algunas discrepanciasy a dejarlas sin la excesiva importancia de que hoy se las rodea.Se trata de consecuencias inevitables de un orden histórico y sicológicode suyo evidente. <strong>El</strong>lo explica el papel que desempeñaron las universidadesen la vida coloniaL.No hubo Virrey que, al tomar posesión de su cargo, no recibieSe elespaldarazo de la Universidad, en ceremonia qUe tenía la rara peculiaridadde contener dos aspectos diversos, uno de ellos serio y circunspecto:el otro hasta jocoso. <strong>El</strong> Virrey y el Arzobispo concurrían al par delRector. Las otras autoridades no tenían acceso al Santa Sanctorum universitario:ni el Alcalde, ni el MariscaL. La suprema autoridad de la coloniaera tricéfala: Virrey, Arzobispo y Rector, como si dijéramos: Poder,Dogma y Sabiduría. La Universídad era tan respetable que su recintodaba asilo a los fugitivos como si se tratara de una nación extranjera,o como los templos.La libertad de conciencia se respetaba tanto o más que hoy, La pluralidadde cátedras de Filosofía, con distinto sistema, en una época enque la Filosofía era la ancilae theologica, o sea la sirviente de la Teología,equivalía a una Universidad moderna en la que se estudiasen todaslas religiones, en el respectivo Instituto de Religiones, y todas lasdoctrinas sociales, en el correspondiente departamento de Sociología.No se alcanza hoy tal liberalidad. La Universidad coloniai por más deun concepto resulta más amplia de criterio que la contemporánea. Bastaun episodio para comprobarlo: en 1791 llegó a Lima el nuevo Virrey,don Agustín de Jaúregui. Acababa de ser vencido el rebelde Túpac Amaru,a quien torturarian tremendamente las autoridades españolas, igualque a su mujer y su hermano y hasta al hijo m.nor. Soplaban vientosde Fronda. Peor que eso: de Revolución. Pues bien: en el acto solemneen San Marcos, el doctor José dI' Baquíjano y Carrilo, catedrático ydueño de numerosas haciendas, al pronunciar el discurso de recepciónexaltó la condicíón de los criollos, lamentó la desigualdad en que vivíany puso en alto sus derechos al nivel de los de los españoles. Duranteveinte años nadie le hizo cargo por ello. Sólo bajo diversas circunstancias,un cuarto de siglo después, Carrilo sufrió persecuciones por causa dela Libertad.Además, comenzó entonces a forjarse un cierto sentido de unidad.Ya en el siglo XVI vemos que Sor Juana Inés de la Cruz, desde México,cambia epístolas con el Conde de la Granja, que suponemos fuera elde Caracas, no el que, en Lima, un siglo después, cantó a Santa Rosa.Hay indicios de que existia cierto conocimiento entre personalidades univei'sitariascomo la de Pedro Peralta y Barnuevo, de Lima, y Carlos deSigÜenza y Góngora, de México. Desde el siglo XVII circulaban, impresosen talleres sudamericanos, libros como el del médico italiano Bottoni,sobre la circulación de la sangre, en términos que pudieron valerle lamisma suerte de Miguel Servet. En las bibliotecas de los catedráticos sepermitían libros prohibidos por la Santa Inquisición. Más aún: estos librosprohibidos solían ingresar a territorio americano, en los barcos controladospor los ofíciales políticos y eclesiásticos: tal el caso del Amadisde Gaula, y otros muchos, según se desprende de las investigaciones deIrving' A. Leonard y José Torres Revello, entre otros,LOTERIA 77
La Universidad fue un centro de libert.ad de conciencia y de curiosidadcientífica. Los primeros catedráticos, casi todos eclesiásticos y ~spañoles,se secularizaron desde fines del i:íglo XVI; y comenzaron a recibiraportes criollos ya en el siguiente siglo. A mediados del siglo XVIIIlos catedráticos eran en su inmensa m-:yoría criollos, no peninsulares,o españoles.Los Virreyes ejercían su mandato teniendo muy en cuenta a susconsejeros universitarios. Los ya citados nombres de los Rectores 8igüenza,de México, y Peralta, de Lima, bastan para ilustrar el caso. Nofueron los únicos. Los Virreyes tenían a gala vincularse con el Claustrü.La importancia de éste era evidente. Una de las mayores fiestas, de losmás importantes acontecimientos cívicos durante el Goloniaje, era lacolaciÓn de grado de doctor. Con este motivo se realizaban dos procesionessolemnes por la ciudad, y se concurría a la Catedral para el ju.-ramento respectivo y se ofrecía una corrida de toros en la Plaza <strong>Mayo</strong>r,todo a costa del graduado, <strong>El</strong> vecindario entero se conmovía con cadadoctorado. La Universidad recibía asi el rEspaldo del pueblo.La intervención de la Universidad era tal qUe hasta en los planes dedefensa Se hallaba presente. No sólo acicateaba el ingenio de los teÓlogosy juristas, sino que actuaha en las múltiples actividades cívicaspropias de una casa consagrada al estudio, esto es, a la meditación, lacomprobación y la investigación. Como las órdenes Religiosas reuníana los mejor preparados hombres de la época, ellas tuvieron grande influenciaen la Universidad, perO', más aún, en los Colegios <strong>Mayo</strong>res, queaÚn subsisten en la organizaciÓn universitaria madrileña y de lo que ;;ontrasunto los "Golleges" anglosajones.En efecto, las Ordenes Religiosas habían creado y mantenían los llamadosColegios <strong>Mayo</strong>res, Colegios Máximos o Colegios Reales. Eran organismosque tenían cierta semejanza con el "College" inglés. En realidad,la Universidad estaba constituidr., aunque no de modo inmediato,por esos Colegios. Los Jesuitas de Lima, por ejemplo, tuvieron el de SanFelipe, que es donde hoy funciona la Facultad de Derecho de la Universidadde San Marcos, y el de San Pablo, que es donde funciona la <strong>Biblioteca</strong>Nacional de Lima. Estos Colegios quedaron abandonados en i 767,cuando la Orden Jesuítica fue expulsada de los dominios del Rey CarlosIII. Fue entonces cuando, de los residuos de dichos Colegios, se constituyeronotros regentados por seglai:es o religiosos de otras órdenes yde inspiración tipicamente leibniciana y baconiana, bajo la advocaCIónde San Carlos, en homenaje al Rey que les dio amparo.Ya a mediados del siglo XVIII, la tendencia de las Uníversidades yde los Colegios <strong>Mayo</strong>res era diversa y más bien crítica. <strong>El</strong> escolasticismoestaba batiéndose en retirada. La conmociÓn que había significado parala fiosofía la actividad de Bacon y Leibniz, por una parte, y la de Grocioy más tarde Helvecío, por la otra, habían alterado el panorama intelectual.Los primeros vagidos de~ Iluminismo habían traspasado los Pirineos.Como anota Jean Sarrailh, en su magnífco libro acerca de estaépoca del pensamiento hispánico, el impacto del racionalismo fue máseficaz que muchas guerras y revoluciones. Había empezado "la edad dela razón".<strong>78</strong> LOTERIA
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