EN-La Psicologia De Objetos Cotidianos
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ISO<br />
LA PSICOLOGÍA DE LOS OBJETOS COTIDIANOS<br />
que se cayera al suelo, no sólo seguía funcionando, sino que raras veces<br />
se perdía la conexión. <strong>La</strong> distribución del disco o de las teclas era resultado<br />
de experimentos cuidadosos de laboratorio. El tamaño y la distribución<br />
de las teclas se seleccionaban con mucho cuidado para que las pudiera<br />
utilizar un segmento muy amplio de la población, comprendidos los<br />
muy jóvenes y los muy viejos. Los sonidos del teléfono también estaban<br />
ideados cuidadosamente para producir una retroalimentación. Si se pulsaba<br />
una tecla, se oía un tono en el auricular. Si se hablaba en el micrófono,<br />
un porcentaje cuidadosamente determinado de la propia voz de uno<br />
volvía al auricular, para ayudarlo a uno a regular si hablaba demasiado<br />
alto o demasiado bajo. Los chasquidos, zumbidos y otros ruidos que se<br />
oían mientras iba entrando la llamada aportaban indicios útiles del avance<br />
de ésta.<br />
Todos estos aspectos menores del teléfono se fueron introduciendo lentamente,<br />
a lo largo de años de desarrollo protegido por la condición de<br />
monopolio de casi todos los sistemas telefónicos nacionales. En el mercado<br />
dcmencialmente competitivo de hoy día *, existe un deseo febril de fabricar<br />
un producto que atraiga a muchísima gente y que sea distintivo y<br />
diferente: el mercado exige velocidad y novedad. Están desapareciendo<br />
algunos de los elementos más útiles. En muchas ocasiones, las teclas son<br />
demasiado grandes o demasiado pequeñas. Se han eliminado los sonidos.<br />
Muchos teléfonos ni siquiera dan una retroalimentación cuando se pulsan<br />
las teclas. Se ha perdido todo el folclore del diseño porque los nuevos<br />
ingenieros innovadores no quieren esperar a añadir el último truco electrónico<br />
en el teléfono, sea o no necesario.<br />
Eso se demuestra con un detalle muy sencillo: la lámina de plástico en<br />
la horquilla: el botón bajo el mango del teléfono que, cuando se baja,<br />
significa que el teléfono está colgado. ¿A quién no se le ha caído el teléfono<br />
de la mesa al suelo mientras estaba hablando? ¿No era agradable saber<br />
que no se cortaba la llamada y desagradable cuando sí se cortaba? Los<br />
diseñadores del monopólico Sistema Bell reconocían explícitamente el problema<br />
y lo tenían presente al diseñar. Hacían que el teléfono fuera lo<br />
suficientemente pesado y resistente como para soportar la caída. Y protegían<br />
ese botón crítico con un escudo que impedía a la horquilla pegar<br />
(El autor evidentemente se refiere a los EE.UU.)