Clínica
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La perspectiva lacaniana<br />
De la “compensación imaginaria” al concepto de suplencia<br />
Como anunciábamos anteriormente, el interés que suscitan estas consideraciones a la luz<br />
de ciertos puntos de la elaboración lacaniana sobre la psicosis resulta evidente. El recurso a<br />
los binarios “desarreglo-arreglo”, “desequilibrio-equilibrio”, así como la referencia a la impronta<br />
que uno deja sobre el otro, pueden apreciarse con claridad en la primera parte de la obra de<br />
Lacan. No obstante, a diferencia de Minkowski y de Blankenburg, este autor a lo largo de su<br />
obra mantendrá vigente, aunque con sucesivas reformulaciones, la dimensión que corresponde<br />
al sentido sexual del síntoma psicótico. En efecto, una brecha decisiva lo separa de la corriente<br />
fenomenológica, en la medida en que la noción de “pérdida del contacto vital con la realidad”,<br />
parece utilizar una referencia a la libido freudiana, aunque desprovista de su carácter pulsional,<br />
y reformulada a partir de la filosofía de Bergson.<br />
Por su parte, Lacan realizará contribuciones esclarecedoras para aprehender los fundamentos<br />
causales del problema que nos ocupa. Así, en el Seminario III, explora el par “compensación-descompensación”,<br />
ahondando en su estructura y su función desde el entrecruzamiento de<br />
los tres registros. En tal contexto, afirma que lo que permite la equilibración, la situación justa<br />
del sujeto humano en la realidad, depende de una experiencia puramente simbólica. Allí donde<br />
Minkowski y Blankenburg, formalizan las relaciones con el entorno apelando a las referencias<br />
de Bergson y de Husserl, Lacan sitúa el valor preponderante de lo Simbólico. En efecto, cuando<br />
se interroga por cuál es el resorte que permite que se organice dialécticamente tanto la realidad<br />
como los vínculos intersubjetivos, responde enfáticamente: la estructura simbólica del Edipo. En<br />
tal sentido, la experiencia de desvitalización esquizofrénica magistralmente cernida por los fenomenólogos<br />
obedece a la elisión fálica.<br />
Si el factor simbólico asegura el equilibrio del sujeto en su relación con la realidad, cabe<br />
pensar qué sucede con ella en aquellos individuos –los psicóticos– para quienes el registro del<br />
significante no ha sido integrado. Lacan señala que cuando la situación entraña para el sujeto<br />
la imposibilidad de asumir la realización del significante padre a nivel simbólico, solo le queda la<br />
imagen a la que se reduce la función paterna. Imagen que no se inscribe en ninguna dialéctica<br />
triangular, pero, cuya función de modelo, de alienación especular, le da, a pesar de todo, un “punto<br />
de enganche”, y le permite aprehenderse en el plano imaginario. Es entonces, donde cobra<br />
relieve, en la enseñanza lacaniana, el concepto de compensación:<br />
Encontramos manifiestamente allí el mecanismo del como sí que Helene Deutsch destacó<br />
como una dimensión significativa de la sintomatología de las esquizofrenias. Es un mecanismo<br />
de compensación imaginario –verificarán la utilidad de la distinción de los tres registros–,<br />
compensación imaginaria del Edipo ausente […] (Lacan, 2006: 86)<br />
Podría decirse que la pérdida del contacto vital o de la evidencia natural, responden, en esta<br />
lógica, a esa “verdadera desposesión primitiva” del significante, que impide al sujeto orientarse<br />
en la existencia. En esa misma lógica, la compensación cumpliría una función de captura imaginaria<br />
que organiza el mundo en ese plano, bajo la forma de un apego conformista a las modelos,<br />
normas o preceptos que sirven de frágiles recursos para escapar a la perplejidad. Es oportuno<br />
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