Clínica
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neutralizado por ella y por toda la familia, comparándolo negativamente con el esposo perdido,<br />
idealizado como un héroe muerto en el campo del honor. Hanna Segal infiere que esto está en la<br />
raíz de su identificación mesiánica.<br />
Su vida presente, en el momento de analizarse, se centraba en su “misión” y consistía en<br />
una sucesión de “operaciones”, especie de rituales de los que se enorgullecía y que absorbían<br />
la mayor parte de su existencia. Por ejemplo, una operación llamada “mentalismo”, consistía en<br />
pensar a través de imágenes muy claras. Parecía usarla para compensar un tipo de pensamiento<br />
deficitario, según H. Segal. Otra “operación”, llamada “recapitulación” solía acompañar al “mentalismo”<br />
y consistía en reconstruir en detalle todo hecho o conversación que le hubiera parecido<br />
importante, por ejemplo, su sesión. Esto, que llamaba “post análisis”, solía llevarlo a cabo en el<br />
baño de su analista y, a su modo de ver, era lo más importante de la sesión. Otra “operación”, “el<br />
inspiracionalismo”, consistía en pensar en personajes muy idealizados, generalmente militares,<br />
e identificarse con ellos a través de una larga meditación intentando introyectarlos (él usaba ese<br />
término). En su forma extrema, lo hacía enroscado en posición fetal.<br />
También se dedicaba a realizar operaciones “menores”, como refugiarse en un taxi, que siempre<br />
estaba a su disposición, con la calefacción al máximo, para que “le fluyera la sangre a su<br />
cabeza”. En el curso de este procedimiento, debía orinar cada media hora para sentir que aliviaba<br />
su vejiga.<br />
El análisis estaba sembrado de “actings out”, ausencias, demoras, incumplimiento con los<br />
honorarios, escaso material en sesión, permanencia en el baño o en la calle de su analista.<br />
Incluso, en ocasión de las vacaciones, tuvo pasajes al acto: rompió vidrios de una ventana<br />
que creyó que pertenecían a la casa de su analista y persiguió y mató un ave, que resultó ser<br />
una paloma, pero que él creyó una gaviota (en inglés “sea gull”, que es homofónico con Segal).<br />
Esta asociación no es tomada en cuenta por Hanna Segal, al menos no la destaca, olvidando la<br />
vía significante.<br />
Hanna Segal no se engaña en cuanto a la estructura de este paciente, entendiendo que es el<br />
sentido y la función del síntoma lo que decide la estructura y no solo el fenómeno observable de<br />
su comportamiento de estilo obsesivo.<br />
El diagnóstico que arriesga lo ubica dentro de “los casos límite”: su delirio es francamente psicótico<br />
y esta infraestructura psicótica derivaría, en su opinión, de una psicosis infantil, situada en<br />
los límites entre el autismo y la esquizofrenia infantil. Sin embargo, agrega, la formación paralela<br />
de un sistema obsesivo ha impedido que la psicosis se haga patente. Es decir, que sus síntomas<br />
obsesivos le han permitido una estabilización.<br />
Comenta que este caso presentó problemas teóricos y técnicos, como por ejemplo si sería<br />
posible su análisis. Se preguntaba si el análisis no haría estremecer sus defensas, enfrentándolo<br />
a la catástrofe inaugural provocada por el destete traumático, que ella consideraba la etiología<br />
de su estado psicopatológico.<br />
Aún con ese riesgo, considera que el psicoanálisis fue el único método para hacer “mermar”<br />
este tipo de síntomas, ya que había tenido muchos tratamientos anteriores que no habían sido<br />
exitosos.<br />
Hanna Segal analiza la mejoría de su paciente en los siguientes términos:<br />
Los cambios que se fueron produciendo no fueron de tipo cualitativo, sino cuantitativo. Actualmente<br />
sus ausencias y sus retrasos son muy raros, ha desarrollado una heterosexualidad<br />
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