Clínica
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Prólogo<br />
La cuestión de la estructura de los trastornos obsesivos y de sus relaciones con las psicosis<br />
es ciertamente una de las más complejas de la psicopatología; igualmente es una de las principales<br />
preocupaciones de los clínicos, en las que se confunden todas las tendencias (la “co-morbilidad”<br />
de los desórdenes obsesivos compulsivos es por ejemplo uno de los más impresionantes<br />
del DSM norteamericano), y necesario es felicitar el dinamismo y la sagacidad de nuestros colegas<br />
argentinos por haber afrontado así el desafío de situar los grandes debates históricos sobre<br />
estos trastornos y elucidar algunos de los problemas más importantes planteados por este tipo<br />
de síntomas.<br />
Las dos vertientes<br />
Históricamente la neurosis obsesiva como psiconeurosis de defensa ha sido “creada” por<br />
S. Freud a partir de una entidad cuya designación era doble, particularmente por el hecho de<br />
la rivalidad franco-alemana que dominaba los debates psiquiátricos de la época. Los autores<br />
francófonos preferían expresiones como la “enfermedad de la duda” o “locura de la duda y delirio<br />
del tacto” (Falret, Cullerre), considerando por lo tanto que existían dos vertientes. Por un lado, la<br />
duda: los sujetos son descriptos como asechados por preguntas, a pesar de tener conciencia del<br />
carácter “mórbido”, “anormal” de sus cuestionamientos; por el otro, la “locura del tacto: diversos<br />
temores de contaminación o de autoacusaciones de robos o de depredaciones. Por un lado, una<br />
compulsión al cuestionamiento; por otro, contenidos que serán masivamente referidos por S.<br />
Freud al “pensamiento mágico”. Menos “psicologizantes”, los germanófonos, se inclinaban por<br />
una designación unitaria, bajo el término zwangsvorstellung, es decir, una “idea forzada”, agregando<br />
asimismo que este carácter forzado se acompañaba del sentimiento que se trataba de un<br />
fenómeno anormal, y por otra parte que este forzamiento era ante todo un forzamiento a la duda.<br />
La audacia de la operación freudiana consistió precisamente en interpretar este carácter<br />
“forzado”, como el resultado de una defensa específica (la desconexión entre el afecto y la representación),<br />
cuyas modalidades fueron comparadas en las “Nuevas observaciones sobre las<br />
psiconeurosis de defensa” con las que proponía en aquella época para la paranoia.<br />
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