Clínica
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En los últimos años el caso también es tomado por Freud considerando la escena con el adivino,<br />
para profundizar en temas de ocultismo y telepatía que Freud articulaba a la eficacia del inconciente,<br />
campo de interés freudiano, aunque poco conocido, en artículos como “Psicoanálisis<br />
y telepatía” (1921), “Conferencia 30: ‘Sueño y ocultismo’” (1932) y “Algunas notas adicionales a<br />
la interpretación de los sueños en su conjunto” (1925). En este último Freud, en el marco de una<br />
teorización sobre la transmisión de pensamientos inconcientes, describe a la profecía del quiromante<br />
ya mencionada como “mensaje que supuestamente venía del exterior” (Freud, 1925: 139),<br />
es decir, se trataría de un pensamiento de la mujer transmitido en una experiencia de inconciente<br />
a inconciente, dado que 32 era la edad en la que su madre fue madre: “así se procuró el mensaje<br />
que le prometía compartir el destino de su madre” (Freud, 1925: 139).<br />
En suma, la Sra. G. ha sido clave en las transformaciones centrales del último tramo de la<br />
obra freudiana: por una parte modificando su concepción de la neurosis obsesiva agregando la<br />
regresión al estadio sádico-anal con la consecuente desmezcla pulsional y severidad sádica del<br />
superyó, por otro lado siendo correlativo al incremento del pesimismo freudiano sobre la cura<br />
subrayando las resistencias a la misma, gobernadas por la pulsión de muerte, especialmente la<br />
reacción terapéutica negativa.<br />
La transferencia como obstáculo en Freud<br />
Hemos presentado a Falzeder (1994) como quien descubre la identidad de la Sra. G. Considerando<br />
los diálogos epistolares de Freud con sus discípulos Jung, Ferenczi y Pfister, este autor<br />
pone el acento en la recopilación de los datos clínicos a nivel descriptivo y datos biográficos de la<br />
paciente. Su trabajo permite poner en relieve cómo el tratamiento de la Sra. G. influyó en el conflicto<br />
disputado dentro del movimiento psicoanalítico –principalmente con Jung– así como en el<br />
desarrollo de la teoría freudiana en torno a las cuestiones técnicas. En el período que data entre<br />
1908 a 1914, Freud redacta diversos artículos referidos a la técnica psicoanalítica: “Consejos al<br />
médico sobre el tratamiento psicoanalítico” (1912), “Dinámica de la transferencia” (1912), “Sobre<br />
la iniciación del tratamiento” (1913), “Recordar, repetir y reelaborar (Nuevos consejos sobre la<br />
técnica del psicoanálisis II)”, según su traducción original (1914) y “Puntualizaciones sobre el<br />
amor de transferencia” (1915 [1914]), entre otro. Dado que la elaboración científica no es ajena<br />
a las inconsistencias con las que el investigador se va encontrando, esta producción nos permitiría<br />
suponer un interés epistémico y clínico en Freud que aspiraría a ser formalizado. De esta<br />
manera, se destaca que la nombrada elaboración siguió al período del tratamiento en que la Sra.<br />
G., en un doble movimiento, se consolidaba como objeto de interés científico y objeto de desinterés<br />
terapéutico. En su correspondencia Freud expresa claramente las dificultades terapéuticas<br />
con esta paciente “terca”, “difícil de pelar”, “resistencial“, al punto que luego de quince días de<br />
ausencia, Freud le escribe a Jung que la paciente “se encuentra más allá de toda posibilidad terapéutica,<br />
pero está obligada a sacrificarse a la ciencia” (Freud, 1911). Freud le pide a Jung más<br />
neutralidad, pero claramente está implicado en el caso.<br />
A su vez, Falzeder señala que Freud menciona por primera vez el término contratransferencia<br />
en “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” (1915 [1914]), precisamente cuando<br />
concluye el tratamiento de Sra. G. Previamente, en 1910, el padre del psicoanálisis indica que la<br />
contratransferencia “se instala en el médico por el influjo que el paciente ejerce sobre su sentir<br />
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