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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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12). Acechados, perseguidos, apresados, no esperaban mejores días para lo <strong>por</strong> v<strong>en</strong>ir y muchos se<br />

conv<strong>en</strong>cieron de que para los que deseaban servir a Dios según el dictado de su conci<strong>en</strong>cia, “Ing<strong>la</strong>terra<br />

había dejado de ser lugar habitable” (J. G. Palfrey, History of New Eng<strong>la</strong>nd, cap. 3). Algunos decidieron<br />

refugiarse <strong>en</strong> Ho<strong>la</strong>nda. A fin de lograrlo tuvieron que sufrir pérdidas, cárceles y mil dificultades. Sus<br />

p<strong>la</strong>nes eran frustrados y ellos <strong>en</strong>tregados <strong>en</strong> manos de sus <strong>en</strong>emigos. Pero al fin triunfó su firme<br />

perseverancia y <strong>en</strong>contraron refugio <strong>en</strong> <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>yas hospita<strong>la</strong>rias de <strong>la</strong> república ho<strong>la</strong>ndesa.<br />

En su fuga habían t<strong>en</strong>ido que abandonar sus casas, sus bi<strong>en</strong>es y sus medios de subsist<strong>en</strong>cia. Eran<br />

forasteros <strong>en</strong> tierra extraña, <strong>en</strong>tre g<strong>en</strong>te de costumbres y de l<strong>en</strong>gua difer<strong>en</strong>tes de <strong>la</strong>s de ellos. Se vieron<br />

obligados a ocuparse <strong>en</strong> trabajos desconocidos hasta <strong>en</strong>tonces para ellos, a fin de ganarse el pan de cada<br />

día. Hombres de mediana edad que se habían ocupado durante toda su vida <strong>en</strong> <strong>la</strong>brar <strong>la</strong> tierra, se vieron<br />

<strong>en</strong> <strong>la</strong> necesidad de apr<strong>en</strong>der oficios mecánicos. Pero se acomodaron animosam<strong>en</strong>te a <strong>la</strong> situación y no<br />

perdieron tiempo <strong>en</strong> <strong>la</strong> ociosidad ni <strong>en</strong> quejas inútiles. Aunque afectados a m<strong>en</strong>udo <strong>por</strong> <strong>la</strong> pobreza, daban<br />

gracias a Dios <strong>por</strong> <strong>la</strong>s b<strong>en</strong>diciones que les concedía y se regocijaban de poder t<strong>en</strong>er comunión espiritual<br />

sin que se les molestara. “Compr<strong>en</strong>dían que eran peregrinos y no se preocupaban mucho <strong>por</strong> aquel<strong>la</strong>s<br />

cosas; sino que levantaban <strong>la</strong> vista al cielo, su anhe<strong>la</strong>da patria, y ser<strong>en</strong>aban su espíritu” (Bancroft, parte<br />

1, cap. 12).<br />

Aunque vivían <strong>en</strong> el destierro y <strong>en</strong> medio de contratiempos, crecían su amor y su fe; confiaban <strong>en</strong><br />

<strong>la</strong>s promesas del Señor, el cual no los olvidó <strong>en</strong> el tiempo de <strong>la</strong> prueba. Sus ángeles estaban a su <strong>la</strong>do para<br />

animarlos y sost<strong>en</strong>erlos. Y cuando les pareció ver <strong>la</strong> mano de Dios señalándoles hacia más allá del mar<br />

una tierra <strong>en</strong> donde podrían fundar un estado, y dejar a sus hijos el precioso legado de <strong>la</strong> libertad religiosa,<br />

avanzaron sin miedo <strong>por</strong> el camino que <strong>la</strong> Provid<strong>en</strong>cia les indicaba. Dios había permitido que vinies<strong>en</strong><br />

pruebas sobre su pueblo con el fin de habilitarlo para <strong>la</strong> realización de los p<strong>la</strong>nes misericordiosos que él<br />

t<strong>en</strong>ía preparados para ellos. La iglesia había sido humil<strong>la</strong>da para ser después <strong>en</strong>salzada. Dios iba a<br />

manifestar su poder <strong>en</strong> el<strong>la</strong> e iba a dar al mundo otra prueba de que él no abandona a los que <strong>en</strong> él confían.<br />

El había predominado sobre los acontecimi<strong>en</strong>tos para conseguir que <strong>la</strong> ira de Satanás y <strong>la</strong> conspiración de<br />

los malvados redundas<strong>en</strong> para su gloria y llevaran a su pueblo a un lugar seguro. La persecución y el<br />

destierro abrieron el camino de <strong>la</strong> libertad.<br />

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