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America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

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“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírg<strong>en</strong>es, que tomaron sus lámparas y<br />

salieron a recibir al esposo. Y cinco de el<strong>la</strong>s eran ins<strong>en</strong>satas, y cinco prud<strong>en</strong>tes. Porque <strong>la</strong>s ins<strong>en</strong>satas,<br />

cuando tomaron sus lámparas, no tomaron aceite consigo: pero <strong>la</strong>s prud<strong>en</strong>tes tomaron aceite <strong>en</strong> sus<br />

vasijas, juntam<strong>en</strong>te con sus lámparas. Tardándose, pues, el esposo, cabecearon todas, y se durmieron.<br />

Mas a <strong>la</strong> media noche fue oído el grito: ¡He aquí que vi<strong>en</strong>e el esposo! ¡Salid a recibirle!” (VM) Se<br />

compr<strong>en</strong>día que <strong>la</strong> v<strong>en</strong>ida de Cristo, anunciada <strong>por</strong> el m<strong>en</strong>saje del primer ángel, estaba repres<strong>en</strong>tada<br />

<strong>por</strong> <strong>la</strong> v<strong>en</strong>ida del esposo. La ext<strong>en</strong>sa obra de reforma que produjo <strong>la</strong> proc<strong>la</strong>mación de su próxima<br />

v<strong>en</strong>ida, correspondía a <strong>la</strong> salida de <strong>la</strong>s vírg<strong>en</strong>es.<br />

Tanto <strong>en</strong> esta parábo<strong>la</strong> como <strong>en</strong> <strong>la</strong> de Mateo 24, se repres<strong>en</strong>tan dos c<strong>la</strong>ses de personas. Unas y<br />

otras habían tomado sus lámparas, <strong>la</strong> Biblia, y a su luz salieron a recibir al Esposo. Pero mi<strong>en</strong>tras que<br />

“<strong>la</strong>s ins<strong>en</strong>satas, cuando tomaron sus lámparas, no tomaron aceite consigo”, “<strong>la</strong>s prud<strong>en</strong>tes tomaron<br />

aceite <strong>en</strong> sus vasijas, juntam<strong>en</strong>te con sus lámparas”. Estas últimas habían recibido <strong>la</strong> gracia de Dios, el<br />

poder reg<strong>en</strong>erador e iluminador del Espíritu Santo, que convertía su Pa<strong>la</strong>bra <strong>en</strong> una antorcha para los<br />

pies y una luz <strong>en</strong> <strong>la</strong> s<strong>en</strong>da. A fin de conocer <strong>la</strong> verdad, habían estudiado <strong>la</strong>s Escrituras <strong>en</strong> el temor de<br />

Dios, y habían procurado con ardor que hubiese pureza <strong>en</strong> su corazón y su vida.<br />

T<strong>en</strong>ían experi<strong>en</strong>cia personal, fe <strong>en</strong> Dios y <strong>en</strong> su Pa<strong>la</strong>bra, y esto no podían borrarlo el des<strong>en</strong>gaño<br />

y <strong>la</strong> di<strong>la</strong>ción. En cuanto a <strong>la</strong>s otras vírg<strong>en</strong>es, “cuando tomaron sus lámparas, no tomaron aceite<br />

consigo”. Habían obrado <strong>por</strong> impulso. Sus temores habían sido despertados <strong>por</strong> el solemne m<strong>en</strong>saje,<br />

pero se habían apoyado <strong>en</strong> <strong>la</strong> fe de sus hermanas, satisfechas con <strong>la</strong> luz vaci<strong>la</strong>nte de <strong>la</strong>s bu<strong>en</strong>as<br />

emociones, sin compr<strong>en</strong>der a fondo <strong>la</strong> verdad y sin que <strong>la</strong> gracia hubiese obrado verdaderam<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

sus corazones. Habían salido a recibir al Señor, ll<strong>en</strong>as de esperanza <strong>en</strong> <strong>la</strong> perspectiva de una<br />

recomp<strong>en</strong>sa inmediata; pero no estaban preparadas para <strong>la</strong> tardanza ni para el contratiempo.<br />

Cuando vinieron <strong>la</strong>s pruebas, su fe vaciló, y sus luces se debilitaron. “Tardándose, pues, el<br />

esposo, cabecearon todas, y se durmieron”. La tardanza del esposo repres<strong>en</strong>ta <strong>la</strong> expiración del p<strong>la</strong>zo<br />

<strong>en</strong> que se esperaba al Señor, el contratiempo y <strong>la</strong> demora apar<strong>en</strong>te. En ese mom<strong>en</strong>to de incertidumbre,<br />

el interés de los superficiales y de los sinceros a medias empezó a vaci<strong>la</strong>r y cejaron <strong>en</strong> sus esfuerzos;<br />

pero aquellos cuya fe descansaba <strong>en</strong> un conocimi<strong>en</strong>to personal de <strong>la</strong> Biblia, t<strong>en</strong>ían bajo los pies una<br />

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