30.08.2016 Views

America en la Profecia por Elena White [Version Moderna]

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

Los orígenes peculiares de Estados Unidos y su hegemonía en los asuntos mundiales se quedan indiscutibles. Como superpotencia nacida de Europa, la historia se ha resplandecido por todas partes. Pronosticada desde la antigüedad, una miríada de las represiones, las revoluciones y las reformas le inspiró al primer grupo de peregrinos a establecerse en una nueva tierra prometida de la libertad. Este libro permite al lector a comprender el destino único de América y el papel dominante, mientras asediada por maquinaciones políticas y espirituales. Claramente, esta lectura revelará las manipulaciones, los movimientos y las intervenciones que han moldeado a América, presagiando su cooperación para socavar los mismos valores, más queridos anteriormente. Al mismo tiempo, disemina rayos de esperanza y confianza a medida que se estalla un giro de acontecimientos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

azón y a <strong>la</strong>s Escrituras. Ningún pre<strong>la</strong>do se atrevía a levantar <strong>la</strong> voz para cond<strong>en</strong>ar el inicuo tráfico, pero<br />

los hombres empezaban a turbarse y a inquietarse, y muchos se preguntaban ansiosam<strong>en</strong>te si Dios no<br />

obraría <strong>por</strong> medio de alguno de sus siervos para purificar su iglesia.<br />

Lutero, aunque seguía adhiriéndose estrictam<strong>en</strong>te al papa, estaba horrorizado <strong>por</strong> <strong>la</strong>s b<strong>la</strong>sfemas<br />

dec<strong>la</strong>raciones de los traficantes <strong>en</strong> indulg<strong>en</strong>cias. Muchos de sus feligreses habían comprado certificados<br />

de perdón y no tardaron <strong>en</strong> acudir a su pastor para confesar sus pecados esperando de él <strong>la</strong> absolución, no<br />

<strong>por</strong>que fueran p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>tes y desearan cambiar de vida, sino <strong>por</strong> el mérito de <strong>la</strong>s indulg<strong>en</strong>cias. Lutero les<br />

negó <strong>la</strong> absolución y les advirtió que como no se arrepinties<strong>en</strong> y no reformas<strong>en</strong> su vida morirían <strong>en</strong> sus<br />

pecados. Ll<strong>en</strong>os de perplejidad recurrieron a Tetzel para quejarse de que su confesor no aceptaba los<br />

certificados; y hubo algunos que con toda <strong>en</strong>ergía exigieron que les devolviese su dinero. El fraile se ll<strong>en</strong>ó<br />

de ira. Lanzó <strong>la</strong>s más terribles maldiciones, hizo <strong>en</strong>c<strong>en</strong>der hogueras <strong>en</strong> <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>zas públicas, y dec<strong>la</strong>ró que<br />

“había recibido del papa <strong>la</strong> ord<strong>en</strong> de quemar a los herejes que osaran levantarse contra sus santísimas<br />

indulg<strong>en</strong>cias” (D’Aubigné, lib. 3, cap. 4).<br />

Lutero inició <strong>en</strong>tonces resueltam<strong>en</strong>te su obra como campeón de <strong>la</strong> verdad. Su voz se oyó desde el<br />

púlpito <strong>en</strong> solemne exhortación. Expuso al pueblo el carácter of<strong>en</strong>sivo del pecado y <strong>en</strong>señóle que le es<br />

imposible al hombre reducir su culpabilidad o evitar el castigo <strong>por</strong> sus propias obras. Solo el<br />

arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to ante Dios y <strong>la</strong> fe <strong>en</strong> Cristo podían salvar al pecador. La gracia de Cristo no podía<br />

comprarse; era un don gratuito. Aconsejaba a sus oy<strong>en</strong>tes que no compras<strong>en</strong> indulg<strong>en</strong>cias, sino que<br />

tuvies<strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Red<strong>en</strong>tor crucificado. Refería su dolorosa experi<strong>en</strong>cia personal, diciéndoles que <strong>en</strong> vano<br />

había int<strong>en</strong>tado <strong>por</strong> medio de <strong>la</strong> humil<strong>la</strong>ción y de <strong>la</strong>s mortificaciones del cuerpo asegurar su salvación, y<br />

afirmaba que desde que había dejado de mirarse a sí mismo y había confiado <strong>en</strong> Cristo, había alcanzado<br />

paz y gozo para su corazón.<br />

Vi<strong>en</strong>do que Tetzel seguía con su tráfico y sus impías dec<strong>la</strong>raciones, resolvió Lutero hacer una<br />

protesta más <strong>en</strong>érgica contra semejantes abusos. Pronto ofreciósele excel<strong>en</strong>te o<strong>por</strong>tunidad. La iglesia del<br />

castillo de Witt<strong>en</strong>berg era dueña de muchas reliquias que se exhibían al pueblo <strong>en</strong> ciertos días festivos, <strong>en</strong><br />

ocasión de los cuales se concedía pl<strong>en</strong>a remisión de pecados a los que visitas<strong>en</strong> <strong>la</strong> iglesia e hicies<strong>en</strong><br />

confesión de sus culpas. De acuerdo con esto, el pueblo acudía <strong>en</strong> masa a aquel lugar. Una de tales<br />

98

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!