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Pero volvamos al Diario de Sir Humphrey Davy. Este folleto no estaba destinado al<br />

público, aun después del fallecimiento del autor, como cualquier persona conocedora del<br />

oficio literario puede comprobar con un sucinto análisis del estilo. En la página 1, por<br />

ejemplo, hacia el medio, leemos lo siguiente acerca de las investigaciones de Davy sobre el<br />

protóxido de ázoe: «En menos de medio minuto, continuando la respiración, disminuyeron<br />

gradualmente y fueron sucedidas por análoga a una suave presión en todos los músculos».<br />

Que la respiración no había «disminuido», no sólo resulta claro del contexto siguiente, sino<br />

del uso del plural «fueron». No hay duda de que la frase quería decir: «En menos de medio<br />

minuto, continuando la respiración, (dichas sensaciones) disminuyeron gradualmente y<br />

fueron sucedidas por (una sensación) análoga a una suave presión en todos los músculos».<br />

Otros cien ejemplos parecidos demuestran que el manuscrito tan desconsideradamente<br />

publicado no era más que un cuaderno de apuntes destinado tan sólo a los ojos del autor;<br />

pero bastará la lectura del folleto para convencer a toda persona razonante de que lo que<br />

sugiero es verdad. Sir Humphrey Davy era el hombre menos indicado para comprometerse<br />

en materia científica. No sólo le disgustaba extraordinariamente todo charlatanismo, sino<br />

que tenía un temor casi mórbido a aparecer empírico; es decir, que por más convencido que<br />

estuviera de haber encontrado el buen camino sobre el tema en cuestión, jamás hubiera<br />

hablado de él hasta no tener todo listo para una demostración práctica concluyente. Estoy<br />

convencido de que sus últimos momentos hubieran sido muy amargos de haber sospechado<br />

que sus deseos de que el Diario (lleno de especulaciones inmaduras) fuese quemado no<br />

habrían de cumplirse, como, al parecer, ocurrió. Digo «sus deseos», pues no creo que pueda<br />

dudarse de que entre los diversos papeles que habrían de ser quemados figuraba también<br />

esta libreta de apuntes. Si escapó de las llamas para buena o mala suerte, aún está por verse.<br />

Que los pasajes citados más arriba, juntamente con los otros aludidos, dieron a Von<br />

Kempelen la noción de su descubrimiento, es cosa que no discuto; pero repito que está por<br />

verse si este trascendental descubrimiento (trascendental bajo cualquier circunstancia)<br />

servirá o perjudicará a la larga a la humanidad. Que Von Kempelen y sus amigos más<br />

íntimos recogerán una rica cosecha sería locura dudarlo. Y no se mostrarán tan poco<br />

inteligentes como para no comprar cantidad de propiedades y de tierras, vale decir para<br />

realizar bienes de valor intrínseco.<br />

En la breve explicación proporcionada por Von Kempelen, que apareció en el Home<br />

Journal, y que ha sido reproducida cantidad de veces desde entonces, el traductor ha<br />

cometido varios errores al verter el original alemán, que, según afirma, proviene de un<br />

reciente número del Schnellpost de Presburg. No hay duda de que Viele ha sido mal<br />

interpretado, como ocurre frecuentemente, y que lo que el traductor vierte como «tristezas»<br />

es probablemente leiden, que, traducido correctamente como «sufrimientos», daría un<br />

carácter por completo diferente al texto; de todos modos, mucho de esto no pasa de ser una<br />

conjetura mía.<br />

Von Kempelen está muy lejos de ser un «misántropo», por lo menos en apariencia y al<br />

margen de lo que pueda verdaderamente ser. Me vinculé con él de manera fortuita, y<br />

apenas tengo derecho de afirmar que lo conozco; pero haber visto y hablado a un hombre<br />

de tan prodigiosa notoriedad como la que ha alcanzado o alcanzará dentro de pocos días no<br />

es poca cosa en los tiempos que corren.<br />

El Literary World habla de él con gran seguridad, afirmando que nació en Presburg<br />

(engañado quizá por el artículo de The Home Journal), pero me agrada poder afirmar<br />

positivamente —pues lo sé por él mismo— que es nativo de Utica, en el Estado de Nueva<br />

York, aunque, según creo, sus padres eran originarios de Presburg. La familia está

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