21.11.2016 Views

edgar-cuentos

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

duración». ¿Qué hacer, entonces? A los quince años, y aun a los veintiuno (pues yo había<br />

franqueado ya mi quinta olimpiada), cinco años de espera equivalen a quinientos.<br />

Inútilmente asediaba a mi tío con mis demandas. Había él encontrado una pièce de<br />

résistence (como dirían los señores Ude y Carene), que se adaptaba maravillosamente a su<br />

petulante fantasía. Job mismo se hubiera indignado al ver cómo aquel viejo gato jugaba con<br />

nosotros cual si fuéramos dos miserables ratoncillos. En lo profundo de su corazón nada<br />

deseaba con más ardor que nuestra unión. Desde el principio había estado de acuerdo. Y<br />

hubiera sido capaz de sacar diez mil libras de su propio bolsillo (pues la dote de Kate era de<br />

ella), de habérsele ocurrido alguna cosa que excusara nuestro natural deseo. Pero habíamos<br />

sido lo bastante imprudentes como para mencionar el tema por nuestra cuenta. No<br />

oponerse, bajo tales circunstancias, hubiera estado más allá de sus fuerzas.<br />

He dicho ya que mi tío tenía sus puntos débiles, pero no debe entenderse por ello que<br />

aludo a su obstinación. Al contrario, ésta se contaba entre sus puntos fuertes: assurément ce<br />

n’était pas son faible. Cuando hablo de sus debilidades me refiero a una superstición de<br />

vieja solterona que lo dominaba. Se consideraba muy fuerte en sueños, portentos, et id<br />

genus omne de galimatías. Mostrábase asimismo muy puntilloso en pequeños detalles de<br />

honor y, a su manera, era hombre de palabra. Más aún: estas cosas le constituían una<br />

verdadera obsesión. No tenía el menor escrúpulo en faltar al espíritu de sus promesas, pero<br />

la letra era para él cosa inviolable.<br />

Esta peculiaridad de su carácter, sumada al ingenio de Kate, nos permitió un día —<br />

poco después de mi entrevista con mi tío en el salón— sacarle una inesperada ventaja; pero<br />

ahora, después de haber agotado como los modernos bardos y oradores todo mi tiempo<br />

disponible en prolegómenos, resumiré lo sucedido en las pocas palabras que constituyen el<br />

meollo de la historia.<br />

Ocurrió —pues así lo ordenaron los hados— que entre los conocidos de mi prometida<br />

se contaban dos oficiales de la marina que acababan de volver a Inglaterra después de un<br />

año de ausencia. Concertado nuestro plan, mi prima, ambos caballeros y yo acudimos a<br />

visitar a mi tío en la tarde del domingo 10 de octubre, exactamente tres semanas después de<br />

la memorable decisión que tan cruelmente había desbaratado nuestras esperanzas. Durante<br />

la primera media hora la conversación tocó los temas ordinarios, pero luego logramos, de<br />

manera muy natural, darle el siguiente giro:<br />

Capitán Pratt.—Pues bien, he estado un año ausente. Exactamente un año... ¡Veamos!<br />

¡Pues, sí, hoy es diez de octubre! ¿Recuerda, Mr. Rumgudgeon, que vine a despedirme de<br />

usted hace exactamente un año? Dicho sea de paso, me parece una coincidencia bastante<br />

curiosa que nuestro amigo aquí presente, el capitán Smitherton, haya estado también<br />

ausente un año... Exactamente un año, ¿no es así?<br />

Smitherton.—En efecto, hoy hace un año justo. Recordará usted, Mr. Rumgudgeon,<br />

que vine aquel día en compañía del capitán Pratt, a fin de despedirme de usted.<br />

Tío.—Sí, sí... me acuerdo muy bien... ¡Ciertamente es muy raro! Ambos ausentes<br />

durante un año... Muy extraña coincidencia, por cierto. Lo que el doctor Dubble L. Dee<br />

llamaría una extraordinaria concurrencia de sucesos. El doctor Dub...<br />

Kate.—(Interrumpiéndolo.) ¡Sí, papá, es muy extraño! Pero el capitán Pratt y el capitán<br />

Smitherton no siguieron la misma ruta, y eso significa una diferencia.<br />

Tío.—¿Una diferencia, muchacha? ¡Al contrario! ¡La cosa es así muchísimo más<br />

notable! El doctor Dubble L. Dee...<br />

Kate.—¿Sabes, papá? El capitán Pratt dio la vuelta al cabo de Hornos, y el capitán<br />

Smitherton al de Buena Esperanza.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!