21.11.2016 Views

edgar-cuentos

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

nos levante a nuestra vez una cabaña de barro sumamente decorativa, o una pagoda oriental<br />

u holandesa, o un chiquero, o alguna fantasía ingeniosa, sea esquimal, kickapoo u<br />

hotentote. Como es natural, no podemos consentir en demoler dicha construcción por<br />

menos de un precio superior en un 500 por 100 al de nuestro lote y material de<br />

construcción. ¿Cómo podríamos proceder de otro modo? Lo pregunto a los hombres de<br />

negocios. Sería irracional suponer semejante cosa. Y, sin embargo, no faltó una sociedad de<br />

aventureros que me pidió que lo hiciera... ¡a mí, nada menos! Ni que decir que ni siquiera<br />

contesté a tan absurda propuesta, pero aquella misma noche consideré de mi deber cubrir el<br />

frente de su palacio con negro de humo. Aquellos irrazonables villanos me metieron en la<br />

cárcel y, cuando salí, las personas vinculadas con el negocio del Mal de Ojo se vieron<br />

forzadas a interrumpir sus relaciones conmigo.<br />

El negocio de Asalto y Agresión, en el cual me vi forzado a aventurarme a fin de ganar<br />

el sustento, no se adaptaba muy bien a mi delicada constitución, pero de todos modos lo<br />

tomé de buen grado y me vi protegido, como antes, por los severos hábitos de metódica<br />

precisión que me había inculcado aquella excelente nodriza, por cierto que sería el más vil<br />

de los hombres si no la tuviera en cuenta en mi testamento. Observando, repito, el sistema<br />

más estricto en todas mis operaciones, y llevando mis libros con mucho cuidado, pude<br />

superar grandísimas dificultades, estableciéndome por fin de manera muy cómoda en la<br />

profesión. Estoy seguro de que pocas personas han tenido un negocio tan agradable como el<br />

mío. Copiaré una o dos páginas de mi diario, lo cual me evitará hablar en especial de mí<br />

mismo, condenable práctica a la cual no se rebaja ningún hombre de altas miras. El diario,<br />

en cambio, no miente nunca.<br />

«2 de enero.- Vi a Snap en la Bolsa. Me le acerqué y le pisé los pies. Cerró el puño y<br />

me tumbó al suelo. ¡Excelente! Volví a levantarme. Tuve una ligera dificultad con Bag, mi<br />

abogado. Quiero mil dólares de indemnización, pero insiste en que por un mero puñetazo<br />

no conseguiremos más que quinientos. Memorándum: debo quitarme de encima a Bag.<br />

Carece de sistema.<br />

»3 de enero.- Fui al teatro en busca de Gruff. Lo vi en un palco de la segunda fila, entre<br />

una dama gruesa y otra delgada. Los estuve mirando con los gemelos hasta que la dama<br />

gorda enrojeció y dijo algo a G. Entré entonces en el palco, poniendo la nariz al alcance de<br />

la mano de G. No me quiso tirar de ella. Me soné e hice otra tentativa: nada. Me senté<br />

entonces y me puse a guiñar el ojo a la dama flaca, hasta tener la satisfacción de que G. me<br />

agarrara por el cuello y me tirara a la platea. Dislocación de cuello y pierna derecha<br />

completamente astillada. Volví a casa contentísimo, bebí una botella de champaña y asenté<br />

en mis libros al joven Gruff por la suma de cinco mil dólares. Bag dice que todo saldrá<br />

bien.<br />

»15 de febrero.- Llegué a un acuerdo en el caso de Mr. Snap. Ingreso consignado:<br />

cincuenta centavos (ver libros).<br />

»16 de febrero.- Perdí el pleito contra el canalla de Gruff, quien me hizo un regalo de<br />

cinco dólares. Costas del proceso: cuatro dólares y veinticinco centavos. Beneficio neto<br />

(ver libros), setenta y cinco centavos.»<br />

Pues bien, en un período tan breve, puede verse, por lo que antecede, que había<br />

obtenido un beneficio de un dólar y veinticinco, nada más que en los casos de Snap y Gruff;<br />

por lo demás, aseguro solemnemente al lector que estos extractos han sido tomados de mi<br />

diario al azar.<br />

Un viejo y muy cierto adagio afirma, sin embargo, que el dinero no es nada al lado de<br />

la salud. Pronto descubrí que los esfuerzos de mi profesión no convenían a mi delicada

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!