21.11.2016 Views

edgar-cuentos

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mayor preocupación había sido mantener el justo medio entre lo esmerado y gracioso, por<br />

una parte, y lo pittoresco, en el verdadero sentido de la palabra italiana, por la otra. Había<br />

pocas líneas rectas, y éstas casi siempre interrumpidas. El mismo efecto de curvatura o de<br />

color aparecía dos veces, por lo general, pero no más, en cualquier perspectiva. Por<br />

doquiera reinaba variedad en la uniformidad. Era una obra «compuesta», en la cual el más<br />

exigente sentido crítico apenas hubiera encontrado enmienda que hacer.<br />

Había doblado hacia la derecha al tomar por ese camino, y entonces, poniéndome de<br />

pie, continué en la misma dirección. El sendero era tan sinuoso que en ningún momento<br />

podía prever su curso más allá de dos o tres metros. Su aspecto no sufría ningún cambio.<br />

En ese momento el murmullo del agua llegó suavemente a mis oídos, y pocos instantes<br />

después, en un recodo del camino un poco más brusco que los anteriores, advertí un<br />

edificio al pie de un suave declive que tenía delante. No pude ver nada con claridad a causa<br />

de la niebla que llenaba todo el pequeño valle inferior. Sin embargo, se levantó una suave<br />

brisa mientras el sol se ponía, y, estando yo de pie en lo alto de la pendiente, la niebla se<br />

disipó en jirones y flotó sobre el paisaje.<br />

Mientras todo se hacía visible —gradualmente, tal como lo describo—, parte por parte,<br />

aquí un árbol, allí un reflejo de agua y allá de nuevo la punta de una chimenea, no pude<br />

menos de pensar que el conjunto era una de esas ingeniosas ilusiones exhibidas a veces con<br />

el nombre de «imágenes fugitivas».<br />

En el momento, sin embargo, en que la niebla desapareció por completo, el sol<br />

descendió detrás de las suaves colinas, y desde allí, como si lo hubieran empujado<br />

ligeramente hacia el sur, apareció de nuevo ante la vista, pleno, resplandeciente de brillo<br />

purpúreo, a través de un barranco que se abría en el valle desde el oeste. De improviso,<br />

entonces, como por obra de magia, el valle entero con todo lo que contenía se hizo visible.<br />

El primer coup d’oeil, cuando el sol se deslizó a la posición descrita, me impresionó<br />

tanto como de muchacho la escena final de algún espectáculo o melodrama teatral bien<br />

compuesto. Ni siquiera faltaba la exageración del color, pues la luz salía de la grieta<br />

tiñendo todo de naranja y púrpura, mientras el verde brillante del césped en el valle se<br />

reflejaba más o menos en todos los objetos por la cortina de vapor que seguía suspendida,<br />

como si no estuviera dispuesta a retirarse totalmente de un espectáculo tan milagrosamente<br />

hermoso.<br />

El pequeño valle que yo examinaba desde el dosel de bruma no podía tener más de<br />

cuatrocientas yardas de largo mientras su ancho variaba de cincuenta a ciento cincuenta, o<br />

quizá doscientas yardas. Era más estrecho en su extremidad septentrional, abriéndose<br />

paulatinamente hacia el sur, pero sin exacta regularidad. La parte más ancha estaba a unas<br />

ochenta yardas del extremo sur. Las cuestas que circundaban el valle no podían en rigor<br />

recibir el nombre de colinas, salvo en la parte norte. Allí un escarpado borde de granito se<br />

elevaba a una altura de unos noventa pies; y, como lo he dicho, el valle en este punto no<br />

tenía más de cincuenta pies de ancho; pero, a medida que el visitante bajaba hacia el sur<br />

desde este acantilado, encontraba a la derecha y a la izquierda declives menos altos, menos<br />

escarpados y menos rocosos a la vez. Todo, en una palabra, descendía y se suavizaba hacia<br />

el sur, y, sin embargo, el valle estaba ornado de eminencias más o menos altas, excepto en<br />

dos puntos. De uno de ellos ya he hablado. Quedaba marcadamente al noroeste, donde el<br />

sol poniente se abría camino en el anfiteatro, como lo he descrito, por una brusca grieta<br />

natural abierta en el terraplén de granito; esta fisura tendría diez yardas en su punto más<br />

ancho, en la medida en que el ojo podría seguirla. Parecía subir y subir, como un sendero<br />

natural, hasta los retiros de montañas y bosques inexplorados. La otra abertura estaba

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!