Un Obsequio de Amor Corrección Final

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para entrar o salir de un carro hay que alistarse en pos de dar y recibir
empujones y codazos a diestra y siniestra. El mal cotidiano en “las horas
pico” del Servicio de Transporte Colectivo.
Atrás de Ricardo, varios pasajeros lo tenían prácticamente pegado como
calcomanía al cristal de la puerta, en espera de que ésta se abriera para salir
en estampida, lo que le hizo preguntar.
-¿Esto es necesario…. No podríamos llegar directamente a donde tenemos
que ir?-.
-Espera a ver lo que sucederá en un momento y sabrás porque teníamos que
pasar por este trance-.
Finalmente la muchedumbre entró y salió trompicándose apresuradamente
como habitualmente sucede al abrirse las puertas de los carros de este
trasporte.
Madre e hija se rezagaron de los demás para entrar en acalorada discusión de
la que Ricardo y Alicia serían testigos.
La jovencita en voz alta maltrataba a su progenitora y ésta le replicó.
-A mí no me grites ni me digas groserías, chamaca infeliz que te voy a
romper el hocico por pelada-.
Enseguida, la iracunda mujer usó su bolso para golpear la cabeza de su hija.