Un Obsequio de Amor Corrección Final

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-Siéntese. Tenemos que hablar-.
Después dijo.
-Un colega me comentó que a los empleados, invariablemente hay que
orientarlos con buenos modos sobre sus deberes. Y hay que hacerlo: una, dos
y hasta tres veces, pero después de eso, si de plano no entienden o desacatan
órdenes, con mucha amabilidad hay que darles las gracias con su cheque de
liquidación. ¿Qué opina de eso?-.
-Estoy enteramente de acuerdo-.
-Permítame hacerle esta pregunta: cuántas veces le he dicho que necesitamos
mejorar la capacitación de nuestros mensajeros.-
-Dos veces, Don Gregorio. Mañana mismo comienza un nuevo programa que
seguramente nos dará resultados positivos-.
-Confió mucho en usted y sobre todo en que sepa contar. Vaya sin más
demora a echar adelante este tercer intento de hacer lo que le pedí. Buen día
y gracias por venir-.
De súbito, Ricardo y Alicia se encontraron sentados en la banca de un parque.
Era el ambiente típico de estos lugares. Hombres y mujeres caminando o
corriendo en ropa deportiva. Tras una fuente se podía ver a una veintena de
personas haciendo gimnasia a la orden de su instructora. El calor matinal y la
ejercitación física surtían sus primeros efectos de fatiga entre los concurrentes