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En el pie <strong>de</strong> foto estaba escrito un mensaje que se refería a lo feliz que le<br />
hacía vivir con su compañera y su pequeño <strong>de</strong> tres años.<br />
-La verdad nunca me imaginé que abandonara los hábitos. Lo veo y siento<br />
una sensación <strong>de</strong> rechazo hacia su nueva vida. ¿Tú qué opinas?-, preguntó<br />
Ricardo a su cónyuge al mostrarle lo que halló en el “face”.<br />
-Pienso lo mismo. Cuando me lo platicaron no lo creía. Después sentí una<br />
especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>silusión. No sé exactamente, quizás más bien indignación,<br />
porque creo que hizo mal al botar la sotana y <strong>de</strong>jarnos a todos con un palmo<br />
<strong>de</strong> narices-.<br />
-Eso que hacen algunos curas es la causa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sconfianza en el sacerdocio-,<br />
afirmó Ricardo.<br />
-¿Cuánto tiempo nos engañaría con el cuento <strong>de</strong> su celibato?-, inquirió Alicia.<br />
-Obviamente sus relaciones con la que ahora es su esposa <strong>de</strong>bieron comenzar<br />
antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar la iglesia-.<br />
-Si hubiera sido honesto al hablar con la verdad, quizás nadie lo criticaría-.<br />
Ricardo y Alicia recapacitaron sobre aquella vivencia y su reacción los llevó a<br />
enmendar sus juicios lapidarios.<br />
<strong>Un</strong>a noche en su casa, su antiguo conocido con su esposa y su pequeño hijo,<br />
cenaban con ellos y llegó la hora <strong>de</strong> un brindis.