Un Obsequio de Amor Corrección Final

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-Un dicho popular con gran sabiduría-, apuntó Alicia.
-Alguna vez leí que un hombre, encargado de aplicar la pena de muerte a los
condenados a morir, solía comportarse con tanta amabilidad que aquellos
que serían ejecutados por su verdugo, antes de dejar este mundo lo colmaban
de bendiciones.-
-Cuesta trabajo creer que eso pudiera suceder, pero no tengo duda de que las
sanciones que uno recibe por sus omisiones o desviaciones de conducta,
motivan menos resentimiento para el sancionador, en la medida en que su
actitud conlleva misericordia y no una alta dosis de crueldad-.
Alicia añadió.
-Por eso es que antes de corregir, hay que corregirse uno mismo. El buen juez
por su casa empieza, ¿no crees?-.
-Claro que sí. La sabiduría popular del refranero suele ser inequívoca. Como
en aquello de “zapatero a sus zapatos”. ¿No te parece?-.
-¿Por qué lo dices?.-
-Es que en honor a la verdad debo decirte que eso de ser viajero del tiempo,
de plano no se me da. Adolezco de habilidad para conducir nuestros viajes. Y
temo que un recuerdo equivocado nos ponga los pelos de punta por irnos a
meter donde no debemos- .