Un Obsequio de Amor Corrección Final

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La molestia del despojado no se hizo esperar.
-Quítate güey que yo estaba ahí sentado-.
-Aquí no hay apartados. Siéntate en otro lado o quítame la silla, a ver si
puedes-.
-Pues no podré méndigo gordo-.
-Gorda la más vieja de tu casa, flaco muerto de hambre-.
Sin más palabras, ambos individuos se trenzaron en feroz golpiza.
Un recuerdo distinto de Ricardo se hizo presente.
En alguna parte de la ciudad, en una avenida saturada de vehículos en
circulación, sucedió en cuestión de segundos un hecho fatal.
El conductor de un taxi entró al carril en el que circulaba un automóvil
particular y lo rebasó.
Al volante de su coche, Ricardo justo atrás de los vehículos en cuestión,
observó con estupefacción lo que sucedería posteriormente.
Indignado el tripulante del coche le dio alcance al taxista y haciendo uso del
claxon de su vehículo lo insulto. El ofendido hizo lo mismo y metros adelante
cuando la luz roja del semáforo los obligó a detenerse, uno de ellos usó un
arma y mató al otro.
Inmediatamente después, un recuerdo más surgió en la mente de Ricardo.