Un Obsequio de Amor Corrección Final

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-No cabe duda que estos muchachitos son unos egoístas y desconsiderados-.
Ricardo que acababa de poner en marcha su vehículo, escucharía la causa del
disgusto.
-Diez minutos antes de salir nuestros sobrinitos me pidieron el auto y como
les dije que no podíamos prestárselo, porque después del partido iríamos a
comprar la despensa de la semana, se hicieron los ofendidos y ni siquiera se
despidieron de mí-.
-Que sucedió exactamente-, inquirió Ricardo.
-Ellos estaban sentados en la sala cuando iba yo saliendo y les ofrecí una
disculpa en estos términos: por favor, discúlpenos por no prestarles el auto,
pues tener que andar cargando bolsas con mandado en plena calle en busca
de un taxi, no es nada cómodo. Así que les pido su compresión y que tengan
un bonito día-.
-Qué te respondieron-.
-Nada. Los dos voltearon a verme con una de esas miradas que matan y se
quedaron mudos-.
La luz amarilla del semáforo prendió en ese momento y Ricardo disminuyó la
velocidad de su automóvil para detenerse en la siguiente esquina.
Segundos después, las luces de la sala de cine se encendieron y la pantalla
quedó en blanco.