Un Obsequio de Amor Corrección Final

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Ricardo y Alicia volvieron a aparecer en la funeraria, justo en el momento en
que cuatro hombres cargaban sobre sus hombros el féretro para dirigirse al
lugar de la incineración del cuerpo.
La sala lucía con ese típico toque sepulcral que suele causar estremecimiento.
La mayoría de familiares y amigos del difunto guardaban silencio ante el
pausado andar de los empleados de la funeraria en camino al horno
crematorio.
Unos dolientes cercanos al difunto no pudieron contener un idéntico llanto al
que a intervalos a lo largo de la noche los tuvo agobiados por la pena del
deceso.
La notoria seriedad de algunos, en contraste con las exclamaciones de dolor
de otros, se hacían presentes cuando el sombrío y estremecedor ambiente del
lugar cambio diametralmente.
La escasa iluminación de la sala desapareció en forma repentina. Por una
ventana entró con todo su esplendor una luz intensa de color entre amarillo y
blanco que modificó el entorno para darle una relajante paz al escucharse al
mismo tiempo el tenue sonido de música instrumental.
Pero, el éxtasis de esa trasformación reconfortante sólo pudo ser
experimentado por Ricardo y Alicia.
Fue entonces que ella exclamó.