Un Obsequio de Amor Corrección Final

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Después recalcó.
-Porque si todos fuéramos considerados y amables como nos gustaría que los
demás fueran con nosotros, seguramente nuestros problemas se resolverían
fácilmente y nadie tendría que sentirse agraviado-.
En la pantalla del cine una secuencia de varias imágenes inconexas apareció
después.
Ricardo escribía unas notas sentado en la mesa del comedor de su casa y en
ese momento escuchó las voces de quienes se acercan desde la cocina.
Tres jovencitas y su sobrino caminaron pausadamente para dirigirse a la
puerta de salida sin voltear a verlo.
-Caramba estos muchachitos no tienen educación. Tan siquiera deberían
saludar-, pensó Ricardo.
Tras el tercer sonido del timbre, Alicia suspendió las tareas de limpieza en su
recámara y emprendió camino hacia la escalera para bajar a ver quién tocaba.
En bata de baño y sin los arreglos propios del embellecimiento femenino, al
ver que su sobrino Guillermo estaba sentado en la sala en un sillón pulsando
imperturbablemente su teléfono celular, le preguntó.
-¿Podrías abrir?-.
Al no escuchar respuesta, disgustada aguijoneó.