JOURNALfor the STUDYof ANTISEMITISM

2011] LA NEOJUDEOPHOBIA 113
car la ocupación pero, por otro lado, luego critica la identificación del judaísmo
con el sionismo e Israel (¿acaso el mismo autor no avala esta
identificación al caracterizar a Israel como un estado confesional judío?).
Esta contradicción nace, por un lado de criticar a Israel como un estado
religioso (indudablemente el autor ve a la religión con una connotación
negativa por lo tanto su adjetivación busca investir de sentido negativo al
estado judío) mientras que por otro intenta escindir judaísmo de sionismo e
Israel (esto lo haría para neutralizar una posible crítica de antisemitismo), lo
grave de esto es que este autor (al igual que muchos otros hoy) no es consciente
de esta contradicción y para él es coherente que ambos planteos
coexistan en un mismo plano (este es un indicador de la falta de una reflexión
crítica ya que asume las características contradictorias en sí mismas que
Gramsci le asigna al “sentido común” por oposición, en este punto, al buen
sentido y la Filosofía de la Praxis).
Katz aborda también un tema crucial cuando afirma que cualquier crítica
contra Israel es interpretada como un acto de antisemitismo, este es un
lugar común que utilizan quienes saben que sus críticas contra Israel, en
muchos casos, son desmedidas y carentes de base empírica y que cumplen
con las condiciones que enunciamos más arriba como inherentes al pensamiento
de base antisemita.
El hecho concreto es que no se los cataloga de antisemitas porque critican
a Israel, ni siquiera porque desvirtúan categorías históricas para
demonizar a este estado, sino que se han hecho acreedores de esa “distinción”
porque hacen esto EXCLUSIVAMENTE con Israel. Todo su humanismo,
toda su solidaridad y su preocupación por los débiles se da sólo con
las supuestas víctimas de Israel. El resultado de esto es el sobredimensionamiento
de este conflicto en relación a otros conflictos donde hay matanzas
in?nitamente mayores.
Otro resultado colateral, al cual nos referimos más arriba es la exageración
del sufrimiento palestino, su elevación a la categoría de “víctima universal”,
el paradigma del sufrimiento (y todo este “esfuerzo” se realiza sólo
por un mero juego de representaciones discursivas que deforman la dimensión
real del conflicto).
Un ejemplo tan brutal como carente de sentido de esto que venimos
sosteniendo es la afirmación, asumida hoy como una “verdad revelada” que
los judíos (Israel) le harían a los palestinos lo que los nazis, antaño, le
hacían a los propios judíos. Ejemplo de esto es la solicitada de intelectuales
llamada “Paremos el genocidio del estado de Israel” a la que nos referimos
arriba.
Cuando contrastamos esta retórica vacía con los hechos históricos
comparando vis a vis ambos hechos históricos (la Shoá y la situación de los
palestinos bajo la “ocupación” israelí), hallamos que durante los 6 años de