JOURNALfor the STUDYof ANTISEMITISM

México, en una Región bajo Cambio
Judit Bokser Liwerant*
México, al igual que la mayoría de los países de América Latina, está
experimentando profundas transformaciones de signo contradictorio: la
creciente fuerza expansiva de la democracia convive con ciclos globales
de crisis económicas y conflictos sociales y la aparición de nuevos
escenarios políticos y culturales diversificados. El reconocimiento de las
diferencias, la política de la identidad y el énfasis en la heterogeneidad
actúan como un sustrato que amplía el ámbito de la esfera pública.
Simultáneamente, nuevas expresiones de esencialismos y de identidades
primordiales actúan como fuente de exclusión.
Los cambios siguen tendencias no lineales. Al tiempo que hay claros
denominadores comunes que atraviesan las diferentes sociedades de
América Latina, resulta evidente la diferenciación interna dentro del continente.
Regímenes neoliberales y crecientemente institucionalizados coexisten
con formas políticas corporativistas, movilizaciones populares y
democracias plebiscitarias. Tanto la trayectoria de las relaciones históricas
con los Estados Unidos, que han sido complejas, como la insatisfacción
generalizada con los efectos de la globalización han abierto nuevas oportunidades
para los movimientos radicales de la región, incluyendo las versiones
neo-populistas de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Por lo
tanto, la región experimenta tendencias contradictorias: el aumento de la
participación cívica de los actores sociales y políticos se junto a la
tendencia de los sectores hegemónicos de sustituir la participación
democrática de base. Los procesos de democratización se desarrollan junto
con tendencias de des-democratización.
La transición de México a la democracia fue marcada por el fin de
siete décadas de gobierno del PRI (Partido Revolucionario Institucional) en
el año 2000 y la llegada al poder del PAN (Partido Acción Nacional), de
centro-derecha. La alternancia y el pluralismo han incidido en la cultura, así
como en los ordenamientos políticos e institucionales que constituyen el
marco en cuyo seno se busca canalizar las diferencias y construir consensos.
La ampliación de la esfera pública y el fortalecimiento de la sociedad civil
han permitido el surgimiento de nuevos actores y formas de participación
sin precedentes. Nuevas oportunidades para el reconocimiento colectivo y
nuevas interacciones entre las mayorías y las minorías forman parte de los
escenarios actuales, al tiempo que diferentes movimientos sociales atraen a
sectores de la clase media, entre los que se ubica la comunidad judía como
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