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Teología <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma<br />
<strong>de</strong>cirles: “...no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras mismas”<br />
(Luc. 23:28). Si nuestra opinión <strong>de</strong> <strong>la</strong> cruz <strong>de</strong> Cristo es tal que nos<br />
hace sentir lástima por El, esto significa que nunca <strong>la</strong> hemos visto<br />
verda<strong>de</strong>ramente.<br />
Es Dios quien le “ha propuesto”. No fue un acci<strong>de</strong>nte, sino algo<br />
<strong>de</strong>liberado. De hecho, el apóstol Pedro predicando en el día <strong>de</strong><br />
Pentecostés, dijo que todo había pasado por el “<strong>de</strong>terminado<br />
consejo y provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios” (Hch.2:23). Dios le “ha<br />
propuesto”.<br />
Este término también enfatiza el carácter público <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción. Es<br />
un gran acto público <strong>de</strong> Dios. Dios ha hecho aquí algo en público,<br />
en <strong>la</strong> escena <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia <strong>de</strong>l mundo, con <strong>la</strong> finalidad <strong>de</strong> que esto<br />
pudiera ser visto, que pudiera mirarse y ser recordado <strong>de</strong> una vez<br />
y para siempre. Esta fue <strong>la</strong> acción más pública que jamás hubiera<br />
tenido lugar. De este modo Dios ha propuesto a Jesucristo<br />
públicamente, como una propiciación por <strong>la</strong> fe en su sangre.<br />
Esto nos conduce a una pregunta vital: ¿Por qué hizo Dios esto?<br />
¿Por qué ocurrió? ¿Qué fue (si se me permite preguntar con<br />
reverencia) lo que condujo a Dios a hacer esto? ¿Acaso tuvo algún<br />
propósito en hacerlo? La mejor respuesta pue<strong>de</strong> encontrarse<br />
viendo los términos uno por uno. Luego los consi<strong>de</strong>raremos como<br />
un todo y veremos exactamente, porqué el apóstol sintió que era<br />
vital y esencial agregar esto a lo que ya había dicho.<br />
En primer lugar aparece el término “manifestar”, “para<br />
manifestación <strong>de</strong> su justicia”. Esto significa: ‘mostrar’, ‘enseñar’,<br />
‘dar una muestra evi<strong>de</strong>nte’, ‘probar’, ‘<strong>de</strong>mostrar’. Dios ha hecho<br />
esto, dice Pablo, con el fin <strong>de</strong> que Cristo <strong>de</strong> este modo pudiera<br />
rescatarnos, a través <strong>de</strong> dar una ofrenda propiciatoria. Sí, pero en<br />
adición a esto, Dios está “manifestando” algo aquí, está mostrando<br />
algo, está enseñando y dando una muestra evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> algo. ¿De<br />
qué? “De su justicia”. Debemos tener cuidado con esta expresión,<br />
porque este término está usado también en el versículo 21.<br />
Es un tanto <strong>de</strong>safortunado que el mismo término sea usado para<br />
referirse a dos i<strong>de</strong>as ligeramente diferentes. En el versículo 21 esta<br />
pa<strong>la</strong>bra significa simplemente, “un camino <strong>de</strong> justicia”. “Mas<br />
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Fundación IBRC<br />
Teología <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma<br />
traspasándole con su oscura mirada. "¡Ah!, pero", continuó<br />
Misericordia, "este hombre no tiene ningún <strong>de</strong>recho a firmar esta<br />
escritura, puesto que nadie pue<strong>de</strong> disponer <strong>de</strong> <strong>la</strong>s propieda<strong>de</strong>s<br />
ajenas. Esta criatura ha sido comprada y pagada <strong>de</strong> antemano, así<br />
pues, no se pertenece; <strong>la</strong> alianza con <strong>la</strong> muerte se anu<strong>la</strong>, y el pacto<br />
con el infierno se hace pedazos. Márchate, Satanás." "Nada <strong>de</strong><br />
eso", replicó el diablo dando a<strong>la</strong>ridos, "tengo algo más que <strong>de</strong>cir;<br />
ese hombre fue siempre mi amigo, nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> oír mis<br />
insinuaciones, se mofó <strong>de</strong>l Evangelio, <strong>de</strong>spreció <strong>la</strong> majestad <strong>de</strong>l<br />
cielo; ¿va a ser él perdonado mientras que yo he <strong>de</strong> permanecer<br />
encerrado en mi cueva infernal, soportando eternamente <strong>la</strong> pena<br />
por mi <strong>de</strong>lito?" "¡Fuera <strong>de</strong>monio!", contestó Misericordia. "Estas<br />
cosas <strong>la</strong>s hizo en tiempos anteriores a su regeneración; mas esta<br />
so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, "empero", <strong>la</strong>s ha borrado todas. Márchate a tu<br />
infierno, y consi<strong>de</strong>ra esto como otro tral<strong>la</strong>zo contra ti: el pecador<br />
será perdonado, pero tú, ¡nunca, diablo traidor!" Al llegar aquí,<br />
Misericordia dijo volviéndose sonriente hacia el pecador:<br />
"Pecador, ¡<strong>la</strong> trompeta va a sonar por última vez!" Y así, <strong>la</strong>s notas<br />
hieren nuevamente el espacio sin que nadie responda. Entonces, el<br />
pecador se puso en pie, y Misericordias le dijo: "Ahora, tú mismo,<br />
pecador, pregunta al cielo, a <strong>la</strong> tierra y al infierno, si alguno pue<strong>de</strong><br />
con<strong>de</strong>narte". Y aquel hombre, irguiéndose, con voz fuerte y osada<br />
dijo: "¿Quién acusará a los elegidos <strong>de</strong> Dios?" Y miró al infierno,<br />
y allí estaba Satanás, mordiendo sus ligaduras <strong>de</strong> hierro; miró a <strong>la</strong><br />
tierra, y todo en el<strong>la</strong> era silencio; y en <strong>la</strong> majestuosidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, el<br />
pecador ascendió al mismo cielo, y dijo "¿Quién acusará a los<br />
elegidos <strong>de</strong> Dios?" "¿Dios?" Y se oyó <strong>la</strong> respuesta: "No; Él es el<br />
que justifica". "¿Cristo?" Dulcemente se oye como en un susurro:<br />
"No; Cristo es el que murió". Entonces el pecador, volviéndose,<br />
exc<strong>la</strong>mó alegremente: "¿Quién me separará <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios, que<br />
es en Cristo Jesús Señor nuestro?" Y aquel que una vez estuviera<br />
con<strong>de</strong>nado, volvió ante el trono <strong>de</strong> Misericordia y, postrándose a<br />
sus pies, afirmó solemnemente que en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte sería suyo para<br />
siempre, si quería guardarle hasta el fin y hacer <strong>de</strong> él cuanto el<strong>la</strong><br />
quisiera que fuese. No volvió a sonar <strong>la</strong> trompeta; los ángeles se<br />
regocijaron, y el cielo se alegró porque el pecador era salvo.<br />
De esta forma, según habéis visto, he dramatizado, como se<br />
suele <strong>de</strong>cir, <strong>la</strong> cuestión; mas lo que me importa no es lo que suele<br />
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