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Teología <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma<br />
hábitos establecidos y emociones santas, en condiciones<br />
permanentes. Por <strong>la</strong> experiencia y práctica confirma nuestra<br />
fe y nuestros propósitos. Así como nuestras alegrías y<br />
nuestras penas, nuestros éxitos como nuestros fracasos<br />
quedan santificados para el mismo fin; precisamente como el<br />
árbol queda arraigado y robusto tanto por <strong>la</strong> lluvia como por<br />
el viento tempestuoso. La mente queda instruida y por el<br />
aumento <strong>de</strong>l saber acumu<strong>la</strong> razones para perseverar en el<br />
buen camino. Queda conso<strong>la</strong>do el corazón, y así se apega<br />
más y más a <strong>la</strong> verdad conso<strong>la</strong>dora. El creyente resulta más<br />
sólido y robusto.<br />
No se trata aquí <strong>de</strong> un crecimiento simplemente natural, sino<br />
<strong>de</strong> una obra tan c<strong>la</strong>ramente <strong>de</strong>l Espíritu como <strong>la</strong> conversión<br />
misma. El Señor lo conce<strong>de</strong>rá con toda seguridad a los que<br />
confían en él para <strong>la</strong> vida eterna. Por su operación en nuestro<br />
interior nos librará <strong>de</strong> ser «inestables,» haciéndonos firmes y<br />
arraigados. Esto es parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> salvación, esta<br />
edificación en Cristo Jesús, haciéndonos permanecer en él.<br />
Diariamente pue<strong>de</strong>s esperar esta gracia y tu esperanza no<br />
quedara <strong>de</strong>fraudada. El Señor en quien confías te hará como<br />
el árbol p<strong>la</strong>ntado junto a arroyos <strong>de</strong> aguas, tan bien guardado<br />
que ni su hoja se marchitará.<br />
¡Que fuerza para <strong>la</strong> Iglesia es el cristiano cimentado! El es<br />
consuelo para los afligidos y apoyo para los débiles. ¿No<br />
quisieras tú ser así? Los creyentes cimentados son columnas<br />
en <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> Dios. Estos no son llevados <strong>de</strong> aquí para allá<br />
por todo viento <strong>de</strong> doctrina, ni quedan confundidos por <strong>la</strong><br />
tentación repentina. Son un gran apoyo para otros, anc<strong>la</strong>s en<br />
el tiempo <strong>de</strong> dificultad en <strong>la</strong> Iglesia. Tú que estás<br />
comenzando <strong>la</strong> vida espiritual apenas pue<strong>de</strong>s esperar a que<br />
llegues a ser como ellos. Pero no <strong>de</strong>bes temer, pues el Señor<br />
actuará en ti como en ellos. Algún día, tú que hoy eres un<br />
niño en Cristo, serás un apoyo en <strong>la</strong> iglesia. Espera un cosa<br />
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Fundación IBRC<br />
Teología <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma<br />
Ven a mi casa luego que acabes el trabajo. El capataz se<br />
presentó a <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> su jefe. Saliendo éste, dijo<br />
bruscamente:<br />
-¿Qué quieres, Juan? ¿Por qué me molestas a estas horas? El<br />
trabajo está terminado. ¿Qué haces aquí? Señor dijo su Inferior -<br />
recibí una tarjeta <strong>de</strong> usted avisándome que viniera <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
concluido el trabajo.<br />
-¿Quieres <strong>de</strong>cir que, simplemente porque recibiste <strong>de</strong> mi una<br />
tarjeta, por eso has <strong>de</strong> venir a mi casa y venir a molestarme<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong>s horas <strong>de</strong> <strong>de</strong>spacho?<br />
-Pues señor -contestó el capataz- no lo entiendo. Más me<br />
parece que al mandar por mi, yo tenía obligación <strong>de</strong> venir.<br />
-Entiendo Juan, dijo su jefe -tengo otro recado que <strong>de</strong>seo<br />
leerte. Y luego se sentó, y leyó <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras siguientes:<br />
"Venid a mi todos los que estás trabajados y cargados, que yo<br />
os haré <strong>de</strong>scansar." -¿Crees que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> recibir semejante<br />
mensaje <strong>de</strong> Jesús, sería una impru<strong>de</strong>ncia acogerte a tal?<br />
El pobre capataz comprendió <strong>de</strong> un golpe todo el negocio, y<br />
creyó. Entendió que tenía buena autoridad y faculta<strong>de</strong>s suficientes<br />
para hacerlo.<br />
5. Si todas estas sugestiones no os afirman en <strong>la</strong> fe, pensad en<br />
lo que habéis <strong>de</strong> creer: que el Señor Jesús sufrió en lugar <strong>de</strong> los<br />
hombres, y pue<strong>de</strong> salvar a todos los que confían en El. Pues este<br />
es el hecho, el más precioso, el que se les pi<strong>de</strong> a los hombres que<br />
crean; <strong>la</strong> verdad más conso<strong>la</strong>dora y divina que jamás se ha puesto<br />
a <strong>la</strong> vista <strong>de</strong> los hombres. Yo os aconsejo que meditéis mucho<br />
sobre ello, y que escudriñéis el amor y gracia que contiene.<br />
6. Si al fin no bastan <strong>la</strong>s indicaciones ya hechas, pensad en <strong>la</strong><br />
persona <strong>de</strong> Cristo. Pensad en lo que es, en lo que hizo, en el lugar<br />
en que habita, y en <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> su estado exaltado. Pensad mucho<br />
Fundación IBRC 99