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teología de la reforma - MINTS español

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Teología <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma<br />

prescindiendo <strong>de</strong>l Padre, como tampoco por el Padre sin el Hijo,<br />

ni por el Padre y el Hijo sin el Espíritu Santo. Sino que, <strong>de</strong>l mismo<br />

modo que son uno en <strong>la</strong> creación, así lo son también en <strong>la</strong><br />

salvación, operando unidos en un solo Dios, a quien sea gloria<br />

eterna por los siglos <strong>de</strong> los siglos, amén.<br />

Notemos ahora, cómo este ser divino exige para si mismo <strong>la</strong><br />

plenitud <strong>de</strong> <strong>la</strong> salvación. "Salvólos." Pero, ¿dón<strong>de</strong> estás tú,<br />

Moisés? ¿No fuiste tú quien los salvó?; tú extendiste tu vara sobre<br />

el mar, y <strong>la</strong>s aguas quedaron divididas; tú elevaste al cielo tu<br />

plegaria, y aparecieron <strong>la</strong>s ranas, <strong>la</strong>s moscas llegaron en enjambre,<br />

el agua se convirtió en sangre, y el granizo asoló <strong>la</strong> tierra <strong>de</strong><br />

Egipto. ¿No fuiste tú, Moisés, su salvador? Y tú, Aarón; tú<br />

ofreciste el buey que fue aceptado por Dios; tú los condujiste<br />

junto con Moisés a través <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto. ¿No fuiste tú su salvador?<br />

Ellos nos contestan: "No, nosotros fuimos simplemente los<br />

instrumentos; fue El quien los salvó. Dios hizo uso <strong>de</strong> nosotros,<br />

mas toda <strong>la</strong> gloria sea dada a su nombre, y ninguna al nuestro". Y<br />

vosotros, pueblo <strong>de</strong> Israel; vosotros erais fuertes y po<strong>de</strong>rosos, ¿no<br />

os salvasteis a vosotros mismos? Tal vez fue por vuestra propia<br />

santidad por lo que el Mar Rojo se secó; tal vez los líquidos muros<br />

estaban asustados ante <strong>la</strong> piedad <strong>de</strong> los santos que caminaban<br />

entre sus márgenes; tal vez Israel se liberó a sí mismo. No nada <strong>de</strong><br />

eso, dice <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios; El los salvó; ni ellos se salvaron a si<br />

mismos, ni fueron redimidos por sus semejantes. Y fijaos que, a<br />

pesar <strong>de</strong> todo, hay quien discute este punto, creyendo que los<br />

hombres se salvan a sí mismos, o que los sacerdotes y<br />

predicadores pue<strong>de</strong>n ayudarles a hacerlo. Pero el predicador sólo<br />

es el instrumento que, en <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> Dios, sirve para l<strong>la</strong>mar <strong>la</strong><br />

atención <strong>de</strong> los hombres, para alentarlos y <strong>de</strong>spertarlos; por lo<br />

<strong>de</strong>más, no es nada; Dios lo es todo. La elocuencia más po<strong>de</strong>rosa<br />

que jamás haya salido <strong>de</strong> los <strong>la</strong>bios <strong>de</strong>l más sublime predicador,<br />

nada es sin el Santo Espíritu <strong>de</strong> Dios. Ni Pablo, ni Apolos, ni<br />

Cefas, son nada: Dios da el crecimiento, y <strong>de</strong> El ha <strong>de</strong> ser toda <strong>la</strong><br />

gloria. Por doquier encontramos algunos que dicen: "Yo he sido<br />

convertido por fu<strong>la</strong>no <strong>de</strong> tal; soy uno <strong>de</strong> los convertidos por el<br />

Reverendo Doctor zutano o mengano". Bien, si es así, no puedo<br />

daros muchas esperanzas <strong>de</strong> ir al cielo, porque allí sólo van los<br />

que son convertidos por Dios; no los prosélitos <strong>de</strong>l hombre, sino<br />

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Fundación IBRC<br />

Teología <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma<br />

a todos ellos, usted no ha visto <strong>la</strong> cruz. Este es el porque <strong>de</strong>bemos<br />

rechazar totalmente <strong>la</strong> así l<strong>la</strong>mada “teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> influencia moral”<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> expiación, <strong>la</strong> cual he estado <strong>de</strong>scribiendo. Esa teoría <strong>la</strong> cual<br />

nos dice que todo lo que <strong>la</strong> cruz tiene que hacer, es quebrantar<br />

nuestros corazones y luego conducirnos a ver el amor <strong>de</strong> Dios.<br />

Por encima y más allá <strong>de</strong> esto, dice Pablo, Dios está manifestando<br />

su “justicia, atento a haber pasado por alto, en su paciencia, los<br />

pecados pasados”. Si <strong>la</strong> cruz no es más que <strong>la</strong> manifestación <strong>de</strong> su<br />

amor, entonces ¿por qué dice esto? No, dice Pablo, <strong>la</strong> cruz es más<br />

que esto. Si <strong>la</strong> cruz está proc<strong>la</strong>mando so<strong>la</strong>mente Su perdón,<br />

entonces nosotros tendríamos <strong>de</strong>recho a preguntar, si todavía<br />

po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, y si el es justo y recto.<br />

Esta sería una buena pregunta <strong>de</strong>bido a que, repetidamente en el<br />

Antiguo Testamento, Dios ha afirmado que El aborrece el pecado,<br />

y que El lo castigará, y que el sa<strong>la</strong>rio <strong>de</strong>l pecado es <strong>la</strong> muerte. El<br />

carácter <strong>de</strong> Dios está involucrado en todo esto, Dios no es un<br />

hombre. Algunas veces nosotros pensamos que es algo<br />

maravilloso para <strong>la</strong>s personas <strong>de</strong>cir una cosa, y luego hacer otra.<br />

Los padres dicen a sus hijos, ‘Si tú haces tal cosa, no te daré<br />

dinero para que compres tus dulces’. Entonces el niño hace<br />

aquello, pero el padre dice, ‘Bueno, está bien’, y enseguida le da<br />

dinero para gastar. Esto, llegamos a pensar, es amor y perdón<br />

verda<strong>de</strong>ros. Pero Dios no se conduce <strong>de</strong> esta manera. Dios, si<br />

quizás puedo <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> este modo, es eternamente consistente<br />

consigo mismo. No hay contradicción en El. El es el “Padre <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra <strong>de</strong> variación”<br />

(Stg.1:17).<br />

Todos estos atributos están y <strong>de</strong>ben ser vistos bril<strong>la</strong>ndo como<br />

diamantes en su carácter eternal, y todos <strong>de</strong>ben ser mostrados. En<br />

<strong>la</strong> cruz todos ellos son manifestados. ¿Cómo pue<strong>de</strong> Dios ser justo<br />

y justificar al impío? La respuesta es que El pue<strong>de</strong>, <strong>de</strong>bido a que<br />

en <strong>la</strong> cruz ha castigado los pecados <strong>de</strong> los pecadores impíos en su<br />

propio Hijo. El ha <strong>de</strong>rramado Su ira sobre El, “...el castigo <strong>de</strong><br />

nuestra paz sobre él; y por su l<strong>la</strong>ga fuimos nosotros curados”<br />

(Isa.53:5). Dios ha hecho lo que dijo que El haría; El ha castigado<br />

el pecado. El proc<strong>la</strong>mó esto por todas partes a través <strong>de</strong> todo el<br />

Antiguo Testamento, y El ha hecho lo que dijo que El haría. El ha<br />

Fundación IBRC 165

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