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DE MESTIZAJES, INDIGENISMOS, NEOINDIGENISMOS Y OTROS ...

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Para enfatizar esta capacidad, retomemos y desplacemos con un poco de cuidado la idea de Ricardo<br />

Piglia en torno a la experiencia de la dictadura, para tratar de expresar el drama de escritores que,<br />

como Guamán Poma y Piñeiro, persiguen transmitir el horror frente al dramático destino de la<br />

disolución cultural, la discriminación, la subordinación y la vivencia del racismo afincados en el<br />

hecho colonial, “una experiencia que parece estar más allá del lenguaje [...] ¿Cómo trasmitir la<br />

experiencia del horror y no sólo informar sobre él?” (Piglia, “Una propuesta” 2) 46 . Este parece ser<br />

también el dilema central que cruza las obras de nuestros dos escritores, y que tanto en Guamán<br />

Poma como en Piñeiro significa definitivamente un ubicarse en el “border thinking” de Mignolo,<br />

hablar desde la diferencia colonial y desde allí tomar una posición y dar una respuesta crítica a la<br />

colonialidad.<br />

Finalmente digamos que de manera semejante a Guamán Poma en los siglos XVI y XVII,<br />

Piñeiro registra, en el XXI, el tránsito del legado andino en un mundo que se occidentaliza<br />

inexorablemente; empero aquel —como mostraba ya la crónica y figura también la novela— se las<br />

arregla para mantener su piel ancestral y oscura en el mundo colonial de los siglos XVI y XVII y en<br />

la actual ciudad de La Paz, una ciudad de grandes contrastes y, sobre todo, de notables copresencias<br />

y sobrelapamientos 47 . Y, desde la escritura, no se trata de partir del supuesto de la accesibilidad<br />

transparente del otro étnico para la mirada y el discurso dominante, como denunciaba Bhabha 48 u<br />

operaba el indigenismo clásico; sino de buscar vías de traducción a términos actuales de una<br />

cosmovisión que resiste esa traducción.<br />

46 Este problema, que Piglia busca diferenciar a partir de la dupla:”trasmitir/informar”, parece ser objeto<br />

constante (aunque no exclusivo) de la reflexión crítica latinoamericana, aunque desde distintas inflexiones. Así<br />

Nelly Richard (1997) distingue entre hablar sobre y hablar desde Latinoamérica; Juan Zevallos (2002), apoyado<br />

en Spivak, habla del discurso indigenista del grupo Orkopata, que buscaba “hablar de” (representación<br />

mimética) y “hablar por” (representación política), y ya en 1957, el propio Churata (integrante del núcleo<br />

central del grupo Orkopata) utilizó, la oposición expresar/representar.<br />

47 Esa es también, creo, la manera como Rivera Cusicanqui, en el comentario de Mignolo (Local Histories 50),<br />

percibe la relación colonialismo y modernidad en Bolivia: “Basically for Rivera Cusicanqui, the history of Bolivia<br />

could be divided in three periods: the colonial period, roughly until mid-nineteenth century; the period of the<br />

republic, until 1952; and the period of modernization (which coincides with U.S. politics of progress and<br />

modernization in Latin America), until today. However, Rivera Cusicanqui (1992) does not conceive these<br />

periods as successive, but as simultaneous: they all coexist today in diachronic contradictions, and what<br />

coexists is the colonial remora of Bolivian history, the different articulations of colonizing forces and colonized<br />

victims”.<br />

48 Bhabha afirma que “Colonial power produces the colonized as a fixed reality which is at once an ‘other’ and<br />

yet entirely knowable and visible” (Citado por Adorno, Guamán 55).<br />

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