DE MESTIZAJES, INDIGENISMOS, NEOINDIGENISMOS Y OTROS ...
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derrumbe de su cultura; el otro, cara a la cultura española, la encarnación de Jesús y la apertura a<br />
la redención del hombre (aunque en esta última pintura se deslizaría también un sutil mestizaje<br />
pues, según la historia novelesca, Rosita habría servido de modelo para la representación de la<br />
Virgen 47 ).<br />
Pero quizás donde puede verse de manera más evidente la subalternización de lo mestizo a lo<br />
criollo y la marginación de lo indio, es en la valorización de la belleza física de la mujer, que puede<br />
parecer lo menos relevante en una novela como ésta, pero que se torna significativa en la<br />
caracterización de los personajes femeninos. Empecemos por la más significativa y evocativa<br />
descripción de una mujer bella, Rosita, la madre del protagonista. En la cita, se verá, se entrelazan<br />
varios rasgos de la mujer española y uno de la india para conformar el canon máximo de belleza;<br />
empero, se presenta a Rosita como “criolla” y , además, se establece incluso dubitativamente que<br />
sólo “debían” “correr algunas gotas” de sangre india en sus venas, mientras sus características<br />
físicas son equiparadas siempre con las de mujeres españolas: “tan bella como una perfecta<br />
andaluza”; (en el talle airoso) “le hubiera enviado la mujer más esbelta y presumida de la<br />
Península”. De donde, la caracterización de la madre de Juanito como mestiza resulta ya desde esta<br />
primera presentación marcadamente titubeante, incluso por el hecho de que se la alude como<br />
“niña”, apelativo con el que se nombra a las hijas de españoles y criollos:<br />
[…] era una joven criolla tan bella como una perfecta andaluza, con larga, abundante y<br />
rizada cabellera; ojos rasgados, brillantes como luceros; facciones muy regulares, menos la<br />
nariz un tanto arremangada; boca de flor de granado; dientes blanquísimos, menudos,<br />
apretados, como sólo pueden tenerlos las mujeres indias de cuya sangre debían correr algunas<br />
gotas en sus venas. (2)<br />
Esta mención en relación a los dientes constituye una de las escasas alusiones a los atributos de la<br />
mujer india a lo largo de toda la obra 48 e inequívocamente el único positivo. Volviendo, pues, al<br />
47 Hecho que no parece perceptible a simple vista, pues Juanito no se percata y se entera del hecho, junto con<br />
el lector, casi al final de la obra, como parte del develamiento del “misterio de Juanito” (Navia 18). Alejo dice a<br />
Rosita: “¡Qué hermosa eres, niña mía! Si quisieras hacerte retratar harían un cuadro como el de tu Divina<br />
Pastora” (11). Aunque en este último caso podría haber una oculta alusión y un guiño cómplice a Rosita.<br />
48 En la descripción de la vestimenta, se dice también que Rosita usa el cabello ordenado en forma de trenzas y<br />
sujetas por una “cinta de lana de vicuña con borlitas de colores” (3). Una tullma (tejido delgado que usan las<br />
mujeres indias y se entrelaza al trenzar el cabello). Empero, en esta ocasión se calla el término en quechua y<br />
se pasa de largo sobre las sutilezas del adorno y realce del cabello en la perspectiva de la cultura indígena.<br />
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