el jugador - texto
el jugador - texto
el jugador - texto
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Page 123<br />
pesadilla durante dos años. He soñado con él meses enteros. Es... es... ¡Oh ,<br />
no me hable nunca de él!<br />
Me daba cuenta de que había un acuerdo entre <strong>el</strong>los, pero me callaba,<br />
siguiendo mi costumbre. Blanche fue la primera que me lo dijo: exactamente<br />
ocho días antes de que nos separásemos.<br />
—Il a des chances —decía—; b a b o u c h k aestá realmente enferma y se morirá<br />
de un momento a otro. Míster Astley nos ha enviado un t<strong>el</strong>egrama. Convendrás<br />
en que, a pesar de todo, <strong>el</strong> general es su here d e ro. Y, si no lo fuera,<br />
tampoco me molestaría. En primer lugar, tiene su pensión, y luego vivirá<br />
en la habitación d<strong>el</strong> fondo, donde se sentirá completamente f<strong>el</strong>iz. Yo seré<br />
Madame la Généra l e. Podré entrar en la buena sociedad —era <strong>el</strong> sueño de<br />
Blanche—, y además seré una propietaria ru s a ,j’ a u rai un château, des moujiks,<br />
et puis j’ a u rai toujours mon million!<br />
—Y si empieza a ponerse c<strong>el</strong>oso y a exigir... Dios sabe qué..., ¿compre n d e s ?<br />
— ¡ Oh, no, no! ¡No se atre verá! He tomado mis medidas y estoy tranquila.<br />
Le he hecho ya firmar algunos pagarés a nombre de Albert. Apenas cambie<br />
de idea..., inmediatamente será castigado... Pe ro no se atre ve r á .<br />
— Entonces, cásate con él.<br />
C<strong>el</strong>ebróse la boda sin especial solemnidad, sencillamente, en familia. Fu eron<br />
invitados Albert y algunos íntimos. Ho rtense, Cléopâtre y las otras fueron<br />
dejadas resu<strong>el</strong>tamente al margen. El novio tomaba muy en serio su nueva<br />
situación. Blanche le hizo <strong>el</strong> nudo de la corbata y le peinó. Con chaqué y chaleco<br />
blanco, parecía un hombre très comme il faut.<br />
—Il est pourtant très comme il faut —me declaró Blanche saliendo de la<br />
habitación d<strong>el</strong> general, como si esta idea la conmov i e r a .<br />
Como yo no entraba en los pormenores y no tomé parte en nada sino<br />
como espectador indiferente, he olvidado en gran parte lo que pasó entonces.<br />
Re c u e rdo sólo que descubrió que Blanche no se llamaba exactamente<br />
de Cominges (ni su madre la señora viuda de Cominges), sino d<strong>el</strong><br />
Placet. Ig n o ro por qué una y otra habían adoptado aqu<strong>el</strong> nombre hasta ese<br />
día. Pe ro <strong>el</strong> general se mostró encantado, e incluso le gustó más d<strong>el</strong> Pl acet<br />
que de Cominges. La mañana d<strong>el</strong> matrimonio, ya completamente ve stido,<br />
se paseaba por <strong>el</strong> salón y repetía sin descanso, con un aire extre m adamente<br />
serio:<br />
—Mademois<strong>el</strong>le Blanche du Placet! Blanche du Placet! Du Placet! Ma d em<br />
o u a z<strong>el</strong>le Blanca diou Pl a c e t t e . . . !<br />
Y una cierta suficiencia resplandecía en su semblante. En la iglesia, en la<br />
alcaldía y en la casa, durante <strong>el</strong> banquete, pareció no solamente f<strong>el</strong>iz, sino<br />
http://www.scribd.com/Insurgencia