el jugador - texto
el jugador - texto
el jugador - texto
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Page 130<br />
A s t l e y, es una forma acabada y <strong>el</strong>egante. Como británico, quizá no opine<br />
usted lo mismo. Yo, como ruso, tampoco estoy conforme, aunque sólo sea<br />
por c<strong>el</strong>os. Pe ro acaso nuestras muchachas piensan de otro modo. A usted<br />
Racine le puede parecer afectado, cursi y perfumado, y seguramente no lo<br />
leerá. A mí también me parece afectado, cursi y perfumado, e incluso ridículo<br />
desde determinado punto de vista. Pe ro es encantador, míster Astley, y,<br />
s o b re todo, es un gran poeta, queramos o no. La forma nacional d<strong>el</strong> francés,<br />
es decir, d<strong>el</strong> parisiense, se ha vaciado en un molde <strong>el</strong>egante cuando nosot<br />
ros éramos osos todavía. La Re volución ha heredado de la nobleza. Hoy día,<br />
<strong>el</strong> más tosco de los franceses puede tener modales, actitudes, expresiones y<br />
hasta ideas de una forma perfectamente <strong>el</strong>egante, sin que su iniciación, su<br />
alma o su corazón tengan que ver nada con <strong>el</strong>lo. Todo le ha sido transmitido<br />
por herencia. De por sí pueden ser las criaturas más hueras y viles. Y le digo<br />
yo ahora, míster Astley, que no hay ser en <strong>el</strong> mundo más confiado y crédulo<br />
que una muchacha rusa, buena, int<strong>el</strong>igente y no demasiado cursi. Ap arece<br />
un Des Grieux en no importa qué pap<strong>el</strong>, bajo una máscara, y puede conquistar<br />
su corazón con una increíble facilidad. Tiene una forma <strong>el</strong>egante, míster<br />
Astley, y la muchacha toma esa forma por su alma, por la forma natural<br />
de su alma y de su corazón, y no por la costumbre que le ha sido transmitida<br />
por herencia. Aunque le disguste mucho, debo confesarle que los ingleses su<strong>el</strong>en<br />
ser metódicos y estar desprovistos de <strong>el</strong>egancia, y los rusos, por instinto,<br />
saben discernir la b<strong>el</strong>leza y están ávidos de <strong>el</strong>la. Mas, para distinguir la b<strong>el</strong>lez a<br />
d<strong>el</strong> alma y la originalidad de la personalidad, se precisa incomparablemente<br />
más independencia y libertad de la que tienen nuestras mujeres, con mayo r<br />
m o t i vo nuestras muchachas, y, en todo caso, más experiencia. Miss Pa u l i n a<br />
( p e rdóneme, se me ha escapado su nombre) tendrá necesidad de mucho<br />
tiempo antes de que se decida a colocarle a usted por encima de un miserable<br />
Des Grieux. Le quiere y será su amiga, le abrirá por completo su corazón,<br />
p e ro, no obstante, en ese corazón reinará ese aborrecido miserable, ese vil y<br />
m ezquino usure ro que se llama Des Grieux... Esto quizá dure por terq u e d a d ,<br />
digámoslo así, por amor propio, porque ese mismo Des Grieux se le apareció<br />
un día bajo la aureola de un marqués <strong>el</strong>egante, de un liberal desencantado,<br />
presuntamente arruinado por haber querido acudir en ayuda de su familia<br />
y de ese atolondrado general. Todos sus ardides se han descubiert o<br />
l u e g o. Pe ro eso no tiene importancia: devuélvale <strong>el</strong> Des Grieux de otro tiempo.<br />
¡Esto es lo que <strong>el</strong>la quiere! Y cuanto más detesta a los Des Grieux de hoy, más<br />
echa de menos al antiguo, aunque no haya existido sino en su imaginación.<br />
¿ Tiene usted negocios de azúcar, míster Astley?<br />
http://www.scribd.com/Insurgencia