09.05.2013 Views

56 - Revista de Temas Nicaragüenses

56 - Revista de Temas Nicaragüenses

56 - Revista de Temas Nicaragüenses

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ministro Arellano, que <strong>de</strong> cerca me seguía quien, informando <strong>de</strong> lo ocurrido, pronunció francamente su juicio, negando<br />

la posibilidad <strong>de</strong> un naufragio, y conviniendo en que era fábula inventada para encubrir el atentado cometido con los<br />

presos, que a su juicio habían sido bárbaramente asesinados. Inmediatamente se dirigió conmigo al encuentro <strong>de</strong>l Vice-<br />

jefe Argüello que venía a poca distancia acompañado <strong>de</strong>l licenciado don Francisco O’Connor, y éstos, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

avanzar, escucharon la noticia que con indignación daba el señor Arellano, quien como he dicho juzgaba que se había<br />

cometido un crimen abominable. Estos señores nada respondían al narrador, ni siquiera inquirían, ni se paraban, ni<br />

se alteraban. Pero el discurso les seguía con vehemencia en el sentido <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nar la atrocidad <strong>de</strong>l hecho. Llegamos a<br />

pasar la noche en el pueblo <strong>de</strong> Nandaime —continuaba Álvarez—, en don<strong>de</strong> fuimos alojados en un pequeño apo-<br />

sento. En aquella noche me hallaba en el periodo febril <strong>de</strong> una cuartana y por ese motivo estuve en vigilia, circunstan-<br />

cia por la cual pu<strong>de</strong> notar el insomnio <strong>de</strong> los dos señores, Argüello y O’Connor, mientras el señor Arellano dormía<br />

profundamente con su sueño tranquilo y sosegado, que solo es concedido a aquellos a quienes no aflige el diente agudo<br />

<strong>de</strong>l remordimiento. A la mañana siguiente entrábamos en esta ciudad [Granada] y notamos la consternación sus<br />

habitantes: ya no era un misterio para nadie el horrible asesinato cometido en los presos; pero se hablaba con precau-<br />

ción y reserva. Todos temían, porque los sicarios andaban armados por las calles.<br />

Mi tatarabuelo, entonces, se apresuró a levantar proceso a los culpables; pero como estos<br />

fueron pronto sobreseídos renunció violentamente a su elevado cargo <strong>de</strong> Ministro General en con-<br />

<strong>de</strong>natoria protesta <strong>de</strong>l crimen ante el gobierno <strong>de</strong> don Juan. Así lo entendieron tanto Argüello como<br />

el pueblo en general. Mi tatarabuelo, pues, abandonó su <strong>de</strong>spacho y no se le volvió a ver en la casa<br />

<strong>de</strong>l gobernante, casado —como ya se ha dicho— con una hermana <strong>de</strong> su esposa Luisa: Tomasa<br />

Chamorro Sacasa, la Molejona Blanca.<br />

¿Por qué se llamaba con ese apodo a la mujer <strong>de</strong> Argüello que había optado por cortar el<br />

habla a la familia Arellano y celebrar la muerte <strong>de</strong> don Narciso catorce años <strong>de</strong>spués, pasando con<br />

los suyos frente a la casa <strong>de</strong>l difunto vestidos <strong>de</strong> rojo? El historiador Francisco Ortega Arancibia<br />

respon<strong>de</strong> que el encono <strong>de</strong> Argüello era mantenido por su esposa doña Tomasa, señora <strong>de</strong> pasiones ar-<br />

dientes y fogoso carácter, que gastaba picante expresión cuando se atacaba al gobierno <strong>de</strong> su marido, por lo cual fue<br />

llamada con el apodo <strong>de</strong> La Molejona Blanca, parangón alusivo a una vivan<strong>de</strong>ra notable por si intemperante vocifera-<br />

ción en el mercado <strong>de</strong> Granada. Pues bien: las dos familias se reconciliaron hasta mucho <strong>de</strong>spués, en oca-<br />

sión <strong>de</strong> la enfermedad mortal <strong>de</strong> la viuda <strong>de</strong> Argüello, la Molejona Blanca.<br />

10<br />

Don Narciso protagonizó otra notable acción relacionada indirectamente con el crimen <strong>de</strong><br />

La Pelona. Macario Álvarez la refiere, ubicándola cronológicamente en Granada y a casi dos meses<br />

antes <strong>de</strong>l fusilamiento <strong>de</strong> don Manuel Antonio: El 30 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1828, cuando se retiraba el ejército <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> la Cerda que asediaba esta ciudad al mando <strong>de</strong>l general Baltodano, cayó prisionero un joven llamado Cárcamo, que<br />

acababa <strong>de</strong> llegar al campamento con venta <strong>de</strong> víveres. Este <strong>de</strong>sgraciado, conducido por un soldado, fue asaltado en la<br />

calle por una turba <strong>de</strong> furibundos que en medio <strong>de</strong> vociferaciones pretendían vengarse en la sangre <strong>de</strong> este inocente. Yo<br />

vi entonces a don Narciso Arellano lanzarse en medio <strong>de</strong> esa canalla, con un heroísmo que jamás olvidaría, abrazarse<br />

en el ensangrentado infeliz, que sufría ultrajes <strong>de</strong> todo género, escudándolo con su propio cuerpo, hasta lograr así sal-<br />

varlo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>senfrenada canalla, introducirlo en su casa, cuya puerta cerró, llamando precipitadamente una escolta<br />

129

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!