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América Latina la homofobia es sustancialmente el mismo tipo que uno encuentra en el Norte <strong>de</strong><br />
Europa y Norteamérica, sólo que más severa en sus operaciones. No es que la homofobia sea más<br />
intensa en una cultura <strong>de</strong> machismo, sino que se trata <strong>de</strong> una especie totalmente diferente. De<br />
hecho, la palabra "homofobia", es <strong>de</strong>cir el miedo a los homosexuales o las relaciones homosexuales,<br />
es bastante inapropiado en un medio don<strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>sean y buscan activamente el coito<br />
homosexual. Una palabra muy diferente sería necesaria para i<strong>de</strong>ntificar la praxis implícita en el ma-<br />
chismo, por la cual los hombres pue<strong>de</strong>n simultáneamente <strong>de</strong>sear usar, temer ser usados por y estig-<br />
matizar a otros hombres.<br />
Si este criterio nos permite distinguir los diferentes sistemas <strong>de</strong> significación sexual y po<strong>de</strong>-<br />
río, pue<strong>de</strong> ser que también nos permita generalizar un número limitado <strong>de</strong> sistemas basados en la<br />
operación <strong>de</strong> reglas similares. El sistema sexual <strong>de</strong> Nicaragua, con su dicotomía <strong>de</strong> activo-honor /<br />
pasivo-vergüenza, es un ejemplo <strong>de</strong> reglas que gobiernan las relaciones sexuales masculinas no sólo<br />
para América Latina en general, sino también para las culturas <strong>de</strong> todo el Mediterráneo y el Medio<br />
Oriente. Subtipos numerosos y ampliamente variados sin duda obtienen 25 en lo que provisionalmen-<br />
te podríamos llamar sexualidad campesina, pero con su serie <strong>de</strong> distinciones dicotómicas—penil-<br />
anal, activo-pasivo, honor-estigma--claramente se opone a lo que podríamos llamar la sexualidad<br />
burguesa predominante en el Norte <strong>de</strong> Europa y sus culturas <strong>de</strong>scendientes, especialmente en el<br />
mundo anglosajón. Si bien este último tipo ha sido objeto <strong>de</strong> sucesivos grados <strong>de</strong> intensificación y<br />
racionalización, su peculiaridad original parece <strong>de</strong>scansar en su con<strong>de</strong>na general <strong>de</strong> todas las prácti-<br />
cas <strong>de</strong>l mismo sexo y, tal vez, especialmente las activas (Trumbach 1977). En general, la sexualidad<br />
burguesa es susceptible a un mayor o menor grado <strong>de</strong> racionalización en el control socio-sexual,<br />
mientras que la sexualidad campesina es susceptible a un mayor o menor grado <strong>de</strong> severidad en sus<br />
prohibiciones, restricciones o estigmas.<br />
Esta dicotomía <strong>de</strong> activo-honor / pasivo-vergüenza recuerda algo <strong>de</strong> la lógica en la actividad<br />
homosexual para los antiguos griegos, que dividieron los roles apropiados en dos grupos por edad, la<br />
actividad adulta y la pasividad juvenil, como Foucault (1985:221) observa.<br />
De ahí el problema que po<strong>de</strong>mos llamar la "antinomia <strong>de</strong>l niño" en la ética griega <strong>de</strong> Afrodisia. Por un lado,<br />
los jóvenes fueron reconocidos como objetos <strong>de</strong> placer--y hasta como los únicos objetos dignos y legítimos entre los posibles<br />
socios masculinos <strong>de</strong> los hombres: nadie reprocharía a un hombre para amar a un muchacho, por <strong>de</strong>sear y disfrutar <strong>de</strong><br />
él siempre que las leyes y propieda<strong>de</strong>s fueran respetadas. Pero por otro lado, el muchacho, cuya juventud tiene que ser<br />
un entrenamiento para la virilidad, no podía i<strong>de</strong>ntificarse con ese papel. No podía por su propia voluntad, a sus pro-<br />
pios ojos, y por su propio bien, ser el objeto <strong>de</strong> tal placer, a pesar <strong>de</strong> que el hombre fuera naturalmente aficionado a<br />
nombrarle como un objeto <strong>de</strong> placer. En resumen, <strong>de</strong>leitarse y ser sujeto <strong>de</strong> placer con un chico no causaba problema<br />
para los griegos, pero ser un objeto <strong>de</strong> placer y reconocerse a sí mismo como tal, constituía una gran dificultad para el<br />
chico.<br />
25 Por ejemplo, algunas culturas <strong>de</strong>l Medio Oriente emiten estas reglas activo-pasivo en cuanto a los adultos<br />
activos y los jóvenes pasivos (Trumbach 1977: 8).<br />
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