Libro de Charreria - Yamil, El Orgullo de México
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apren<strong>de</strong>r tan arriesgada diversión», entendieran cómo <strong>de</strong>bía proce<strong>de</strong>rse. Sobre<br />
todo para aquéllos que no sabían travesear a caballo.<br />
Inicia sus orientaciones con las prevenciones generales para disponerse a<br />
colear.<br />
Para aquellos tiempos, las Reglas <strong>de</strong>bieron resultar un útil manual para<br />
participar en las diversiones tan populares y comunes <strong>de</strong> la hacienda.<br />
Las haciendas <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> <strong>México</strong> hicieron gala <strong>de</strong> la riqueza y fortuna <strong>de</strong><br />
sus dueños. En crónicas y otros escritos quedó la historia <strong>de</strong> las florecientes<br />
haciendas cuyo rasgo <strong>de</strong>finitivo fue su producción cerealera; sus ganados dieron<br />
fama a algunas como la <strong>de</strong> los Santín, la <strong>de</strong> la Gavia, la más gran<strong>de</strong> en extensión<br />
y famosa a<strong>de</strong>más por sus gallos <strong>de</strong> pelea. Destacaron también San Nicolás <strong>de</strong><br />
Peralta, las <strong>de</strong> los Barbabosa, la <strong>de</strong> Santa Rosa, la <strong>de</strong> Canaleja y tantas otras que<br />
causaron admiración a propios y extraños. En la entidad, por aquel tiempo <strong>de</strong>l<br />
Porfiriato llegaron a registrarse 622 haciendas y 724 ranchos. Toda la vida se<br />
hacia en el campo; por eso el arraigo al terruño, el gusto por las faenas y el amor a<br />
los cultivos.<br />
Otras <strong>de</strong>stacadas haciendas fueron la <strong>de</strong> San Onofre, la <strong>de</strong> Arroyo Zarco, la<br />
<strong>de</strong> Molino <strong>de</strong> Flores, la <strong>de</strong> San Antonio en Metepec, <strong>de</strong> Norberto Pliego; la ya<br />
mencionada Atenco y la <strong>de</strong> San Diego <strong>de</strong> los Padres, propiedad <strong>de</strong> los Barbosa.<br />
Don Santos Pérez Cortina, emparentando con los Pliego, fue dueño <strong>de</strong> las<br />
haciendas <strong>de</strong> Santa Cruz en Zina cantepec, <strong>de</strong> San Nicolas Tolentino en Toluca,<br />
<strong>de</strong> Mextepec en Almoloya, <strong>de</strong> San Bartolo en Malacatepec, en Tenango.<br />
Todo el campo lo comprendía la hacienda y los ranchos. Los conocimientos<br />
<strong>de</strong> suertes, faenas y otras ocupaciones fueron transmitidas <strong>de</strong> generación en<br />
generación hasta que llegaron otros tiempos y se modificaron las costumbres pero<br />
no la tradición.<br />
Del personal <strong>de</strong> las haciendas cabe <strong>de</strong>stacar a los trabajadores que<br />
directamente manejaban el ganado, quienes por su ocupación dominaron las<br />
faenas propias <strong>de</strong> la charrería.<br />
<strong>El</strong> vaquero era el trabajador más sencillo, rudo y fuerte; usaba sombrero <strong>de</strong><br />
palma, camisa <strong>de</strong> nudo, chaqueta <strong>de</strong> cuero, chaparreras y siempre calzaba<br />
espuelas. Su montaduraera sencilla, llevaba en los tientos el sarape, según la<br />
época <strong>de</strong>l año; lo importante e indispensable era la reata, que manejaba con<br />
extraordinaria habilidad cuando lazaba, ataba, manganeaba y hacía otras<br />
<strong>de</strong>strezas propias <strong>de</strong>l oficio. Al vaquero correspondía recorrer a caballo los<br />
potreros, vigilar a todos los animales e i<strong>de</strong>ntificar a los enfermos. A<strong>de</strong>más, se<br />
ocupaba <strong>de</strong> los pastos, <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> las cercas, <strong>de</strong> los potreros, <strong>de</strong> los aguajes,<br />
entre otras labores, cuando herraban, capaban o tusaban al ganado.<br />
<strong>El</strong> caporal era el responsable <strong>de</strong> todos los animales; bajo sus ór<strong>de</strong>nes<br />
estaban los vaqueros, a quienes vigilaba que cumpliera su trabajo. Tenía