Libro de Charreria - Yamil, El Orgullo de México
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conocimientos empíricos <strong>de</strong> veterinaria y auxiliaba a los vaqueros en las faenas.<br />
Tanto unos como otros eran diestros jinetes que amansaban y arrendaban a los<br />
caballos.<br />
<strong>El</strong> amansador. Algunas haciendas tenían cria<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> caballos; para esta<br />
ocupación estaban los amansadores, quiénes se auxiliaban <strong>de</strong> otros trabajadores<br />
para tener en buenas condiciones a los caballos y al ganado <strong>de</strong> tiro las mulas. En<br />
educar, amansar y preparar caballos <strong>de</strong> silla la experiencia no era común, los<br />
secretos se pasaban <strong>de</strong> generación en generación. De esos secretos han nacido<br />
las leyendas y otras inspiraciones sobre el caballo.<br />
<strong>El</strong> administrador. Era la persona <strong>de</strong> mayores conocimientos y tenía a su<br />
cuidado todos los aspectos <strong>de</strong> la hacienda. Era tan buen agricultor como gana<strong>de</strong>ro<br />
y también conocedor <strong>de</strong> las faenas vaquerizas. Era quien daba las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> los<br />
movimientos <strong>de</strong> los ganados al caporal y vaqueros. Hacía el recorrido diario por<br />
los potreros y sementeras <strong>de</strong> la hacienda y <strong>de</strong> los ranchos.<br />
<strong>El</strong> hacendado. Los había <strong>de</strong> dos tipos, según don José Ramón Ballesteros;<br />
el que vivía la mayor parte <strong>de</strong>l tiempo en el campo, al cuidado <strong>de</strong> todo lo relativo a<br />
la hacienda, y el otro, que vivía en la ciudad sólo visitaba la finca por cortas<br />
temporadas. Los dos tipos eran charros.<br />
En la obra <strong>de</strong> Delfín Sánchez Juárez ¡ Que no se acabe esa raza! se<br />
reseña poéticamente la figura <strong>de</strong>l hacendado, <strong>de</strong> caporales y vaqueros y <strong>de</strong> todo<br />
lo que a la charrería concierne. De uno muy conocido en la entidad, don Chope<br />
Albarrán, entre otras cosas expresa el autor al recordarlo:<br />
Fueron muchos los años en los que el día <strong>de</strong> la<br />
Can<strong>de</strong>laria<br />
nos reunimos los viejos charros en la hacienda <strong>de</strong> La Gavia,<br />
para disfrutar <strong>de</strong> la hospitalidad <strong>de</strong>l gran charro y señor,<br />
el Chope Albarrán Pliego.<br />
...<br />
¡Hacienda <strong>de</strong> la Gavia. En tantos años, cuantos pasaron por tus añosa puerta,<br />
cuántos recuerdos tu artesón <strong>de</strong>spierta!<br />
cuántos fueron puliendo tus peldaños!.<br />
...<br />
Recuerdo aquella tar<strong>de</strong>, en tu sillero,<br />
en la que recibí, en forma sencilla,<br />
unas mitazas <strong>de</strong> Francisco Villa<br />
y una cuarta <strong>de</strong> crin con su cuarteto.<br />
...<br />
En el lienzo <strong>de</strong> piedra y los corrales<br />
cesó el bullicio y el trajín violento,<br />
como su algún antiguo encantamiento<br />
fundiera en bronce hombres y animales.