Ana Mendez Ferrell – Regiones de Cautividad - Ondas del Reino

Ana Méndez Ferrell/ 22
UNA ERA DE NUEVAS
REVELACIONES
H
emos entrado a un tiempo en que Dios
nos está entregando tesoros de gran
sabiduría. La era apostólica y profética
que estamos viviendo, está trayendo
nuevas dimensiones de la luz de Jesús, el Hijo de Dios.
Hay claridad mayor en el entendimiento de las
Escrituras y una revelación del podery la manifestación
del Reino de Dios, sin precedentes.
Dios quiere levantar un edificio espiritual, constituido
de gente que entienda el ámbito espiritual y se mueva
en toda la plenitud del Espíritu Santo de Dios.
La revelación depende de nuestro nivel de amor y
de compromiso con Dios para su obra manifestada
en la tierra. Entender el dolor en el corazón de Dios y
23 / Guerra de Alto Nivel
cmo El sufre por un mundo que está siendo arrastrado
al infierno, es elemental para penetrar las riquezas de
su sabiduría.
Dios me ha permitido vivir Su dolor de muchas
formas, para ser sensible a El y a su anhelo inagotable
de liberar a los que ama.
A) Estuve en el infierno
El dolor del ser humano ha sido algo que ha
marcado mi vida. Lo he vivido en carne propia a
través de situaciones muy difíciles de sobrellevar. Al
principio de mi edad madura fui abusada por varios
años con \liolencia \lerbal '1 1ísica, \laS1a el p\.)n1o de
sufrir un homicidio frustrado por estrangulación. En
este brutal ataque estuve muerta por algunos minutos
y luego regresé a la vida.
En aquel entonces no había recibido la salvación
a través de Jesús y mi alma descendió al infierno.
Asfixiada por las manos de mi asesino, me vi rodeada
de sombras negras que venían por mí. Estaba llena de
terror. Desesperada y con ya muy pocas fuerzas
luchaba por vivir, pero fue inútil. Poco a poco mi
cuerpo empezó a ceder, hasta que todo cesó. Mi
cuerpo dejó de sentir el dolor y la asfixia. Me vi en un
túnel negro en el que mi alma descendía como
hundiéndose en un profundo abismo. Oía voces
lamentándose con profundo sufrimiento.
Paulatinamente, se fueron acercando a mi cientos de
seres descarnados. Sus manos huesudas me tocaban
y trataban de echárseme encima mientras me
jaloneaban hacia un lado y otro. El horror que estaba
viviendo era indescriptible. Gritaba pero mi voz se
perdía en el vacío. Había una luz al fondo mas no era