Ana Mendez Ferrell – Regiones de Cautividad - Ondas del Reino
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<strong>Ana</strong> Mén<strong>de</strong>z <strong>Ferrell</strong>/ 168<br />
muestre dón<strong>de</strong> está cautivo. Véase en ese lugar<br />
atrapado. Esa es tan sólo una partecita <strong>de</strong> su alma.<br />
Con el resto <strong>de</strong> su ser, quien está lleno <strong>de</strong> autoridad y<br />
<strong>de</strong> Dios, mírese abriendo la puerta <strong>de</strong> su cautividad.<br />
Eche fuera cualquier <strong>de</strong>monio que se le interponga<br />
soplando fuertemente hacia afuera ese espíritu. Todo<br />
espíritu es aire y usted tiene la autoridad para echarlo<br />
fuera. Hágalo con fe, creyendo. Más po<strong>de</strong>roso es<br />
Jesús que cualquier <strong>de</strong>monio que usted pueda tener.<br />
Una vez abierta la puerta <strong>de</strong> su cautividad y<br />
rompiendo las ca<strong>de</strong>nas, si es que las hay, tome <strong>de</strong> la<br />
mano a esa personita, que es usted y que esta presa<br />
y sáquela <strong>de</strong> ahí. Luego, pídale a Dios que la reciba<br />
en los lugares celestiales y entréguesela a El. Todos lo<br />
po<strong>de</strong>mos hacer. En Jesús somos fuertes y po<strong>de</strong>rosos.<br />
Si usted tiene al Espíritu Santo, <strong>de</strong>penda <strong>de</strong> El y no <strong>de</strong><br />
los hombres. El Espíritu quiere entrenarlo y levantarlo y<br />
hacerlo un verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> Dios.<br />
Porque todos los que son guiados por el<br />
Espíritu <strong>de</strong> Dios, los tales son hijos <strong>de</strong><br />
Dios. Porque no habéis recibido el espíritu<br />
<strong>de</strong> servidumbre para estar otra vez en<br />
temor; mas habéis recibido el espíritu <strong>de</strong><br />
adopción, por el cual clamamos, Abba,<br />
Padre.<br />
Romanos 8:14-15<br />
Yo tomé esta revelación, muy seriamente en mi<br />
vida. Y fui estableciendo en lugares celestiales cada<br />
parte <strong>de</strong> mi alma. Las partes que estaban en regiones<br />
<strong>de</strong> muerte, las establecí en lugares <strong>de</strong> salud. Y yo sé<br />
que la enfermedad no me toca. Me pue<strong>de</strong> atacar,<br />
como un engaño, pero no pue<strong>de</strong> prosperar en mí,<br />
169/ <strong>Regiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Cautividad</strong><br />
por lo que se disuelve inmediatamente. Las partes<br />
que estaban en angustia, opresión o temor, ahora<br />
están en lugares <strong>de</strong> paz, bebiendo <strong>de</strong> los manantiales<br />
<strong>de</strong> vida. La que estaba acosada y quebrantada por<br />
todos los vientos <strong>de</strong> persecución, ahora está en<br />
Castillo fortificado.<br />
En lo secreto <strong>de</strong> tu presencia los<br />
escon<strong>de</strong>rás <strong>de</strong> la conspiración <strong>de</strong>l hombre:<br />
Los pondrás en un tabernáculo a cubierto<br />
<strong>de</strong> contención <strong>de</strong> lenguas. Bendito Jehová,<br />
Porque hahechomaravillosasumisericordia<br />
para conmigo en ciudad fortificada.<br />
Salmos 31:20-21<br />
Estas no son sólo palabras hermosas. Son una<br />
realidad, <strong>de</strong>bemos posicionar nuestra alma en lugares<br />
celestiales. Jesús vino para unir los cielos y la tierra.<br />
Esto es lo que significa poseer Su <strong>Reino</strong>. Hacer que<br />
todos sus diseños y los beneficios <strong>de</strong>l cielo se<br />
manifiesten en nuestras vidas. Pero esto <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá<br />
<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> se encuentre cada parte <strong>de</strong> nuestra alma.<br />
En capítulos anteriores, cuando hablé <strong>de</strong> las<br />
regiones <strong>de</strong> muerte, mencioné cómo los hospitales<br />
son puertas espirituales don<strong>de</strong> las almas quedan<br />
atrapadas.<br />
Estamos <strong>de</strong>masiado acostumbrados a oír que los<br />
hijos <strong>de</strong> Dios tienen que ir a estos lugares y no nos<br />
hemos puesto a pensar que no son para nosotros.<br />
Jesús no pagó el precio tan horrendo <strong>de</strong> ser<br />
torturado y traspasado por nuestras enfermeda<strong>de</strong>s,<br />
para <strong>de</strong>spués mandarnos a un hospital. Es como si<br />
dijera: "Llevé tus enfermeda<strong>de</strong>s, pero en realidad no<br />
funciona. Mejor, Ilénate <strong>de</strong> medicamentos hechos