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Ana Mendez Ferrell – Regiones de Cautividad - Ondas del Reino

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<strong>Ana</strong> Mén<strong>de</strong>z <strong>Ferrell</strong> / 192<br />

<strong>de</strong>monios, lo dije todo, sin máscaras. Llegó el momento<br />

que ella me dijo que mi problema era que yo estaba<br />

en lugares <strong>de</strong> cautiverio infernales. Pensé para mis<br />

a<strong>de</strong>ntros, cómo era esto posible si yo no estaba<br />

muerto. Yo siempre había pensado que sólo los que<br />

yo habían perecido eran los que podían ser<br />

atormentados en un lugar así. Ella muy gentilmente<br />

me explicó todo con base Bíblica porque yo era bien<br />

teólogo y religioso o la vez.<br />

Empezaron a orar y pidieron al Padre un ángel para<br />

que me asistiera. El envió dos y ellos los veían. Los<br />

<strong>de</strong>scribían, pero yo no les creía. En un momento, <strong>de</strong><br />

repente se me abrieron los ojos espirituales y los vi por<br />

primera vez. Vi algo espiritual <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, mi<br />

cuerpo empezó a temblar y sentía que me estaba<br />

<strong>de</strong>smayando, era una sensación <strong>de</strong> muerte horrible.<br />

Uno <strong>de</strong> los ángeles me tocó y me dijo: Ten ánimo. Y en<br />

ese instante recobré las fuerzas. Siguieron orando. Le<br />

pedían al Padre que les mostrara los lugares <strong>de</strong><br />

cautividad en los que yo me encontraba, y así fue.<br />

Dios nos llevó literalmente a los lugares don<strong>de</strong> estaba<br />

mi alma. Eran diferentes regiones y cárceles. El más<br />

espantoso que recuerdo era como una cueva don<strong>de</strong><br />

me tenían acostado como en una mesa <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra<br />

vieja. El lugar estaba lleno <strong>de</strong> lama, era húmedo y<br />

caliente a la vez. Salía vapor <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>l<br />

suelo, era como un corazón. En ese sitio estaba yo,<br />

totalmente atado, las cuerdas eran como <strong>de</strong>l grosor<br />

<strong>de</strong> las que usan los barcos para sujetar las anclas.<br />

Estas estaban fijas en el piso y encarnadas en mi piel.<br />

Parecían muy antiguas, ya que estaban oxidadas y<br />

pegadas a mí. Había muchos <strong>de</strong>monios alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

la mesa, unos y otros hendían cosas en mi piel. Todos<br />

193 / <strong>Regiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Cautividad</strong><br />

me atormentaban. Estaba viendo en lo espiritual lo<br />

que yo sentía en lo natural. Todos los pensamientos <strong>de</strong><br />

odio, <strong>de</strong> rencor, <strong>de</strong> dolor, <strong>de</strong> homosexualismo eran<br />

literalmente <strong>de</strong>monios que los escuchábamos hablar.<br />

La Sierva <strong>de</strong>l Señor le pidió al Padre que enviara<br />

ángeles a soltarme. Ella y su esposo les daban ór<strong>de</strong>nes<br />

y los ángeles se sujetaban. Les <strong>de</strong>cían que rompieran<br />

las ataduras y lo hacían. Cada cuerda que se rompía,<br />

yo la sentía en lo natural, en mi cuerpo físico. Era como<br />

si estuvieran realmente encarnadas en mi piel, y me<br />

dolía cuando las sacaban. Podía sentir todo lo que<br />

sucedía.<br />

Mi amigo Armando que estaba acompañándome,<br />

él también vio ese cautiverio. Me dijo que era como<br />

un altar en don<strong>de</strong> me tenían. Estuvimos en varios<br />

lugares <strong>de</strong> las tinieblas, como por hora y media. Había<br />

muchas celdas incrustadas en las pare<strong>de</strong>s, con<br />

barrotes muy oxidados y mucha sangre. Me fueron<br />

sacando <strong>de</strong> todas esas prisiones y lugares <strong>de</strong> tormento.<br />

Los ángeles siempre estuvieron junto a nosotros y<br />

ayudándonos, nunca nos <strong>de</strong>jaron.<br />

Emerson <strong>Ferrell</strong> vio que un <strong>de</strong>monio estaba clavado<br />

en mi espalda. Era un guardián <strong>de</strong> mi alma. Estaba<br />

asignado para promover la mentira. Lo arrancaron <strong>de</strong><br />

mí. fue como si se <strong>de</strong>stapara una olla, todo empezó a<br />

salir. Podía ver todo el odio, el rencor, el dolor, la<br />

<strong>de</strong>sesperación, la ruina, la pobreza, Dios estaba<br />

sacándolo todo. La Hermana <strong>Ana</strong> quién dirigía la<br />

oración, pidió al Señor que nos sacaran <strong>de</strong> ahí y que<br />

nos llevaran a lugares celestiales para que mi alma<br />

fuera establecida en ellos. Los ángeles me sostenían<br />

porque estaba muy débil. Empezamos a ascen<strong>de</strong>r.<br />

Atravesamos una región que parecía como el mar.

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