Ana Mendez Ferrell – Regiones de Cautividad - Ondas del Reino

EN LAS PUERTAS
DE LA MUERTE
Ana Méndez Ferrell / 32
Porque esta leve tribulación
momentáneo, produce en nosotros un
codo vez más excelente y eterno peso de
gloria; No mirando nosotros los cosas que
se ven, sino los que no se ven: porque los
cosas que se ven son temporales, mas los
que no se ven son eternos.
2 Corintios 4:17
Ero diciembre de 1997. Me encontraba a punto
de ir a un encuentro de liberación y
entrenamiento espiritual que nuestra Iglesia
había preparado en un hotel apartado de la
33 / Guerra de Alto Nivel
Ciudad de México.
Esa noche, con el equipo de Guerra espiritual
fuimos a ver una película sobre entrenamiento militar
llamada "G.1. Jane". Me la habían recomendado con
el fin de ver la tenacidad y el valor de una mujer, para
convertirse en comando de fuerzas especiales en el
ejército.
Hay un momento en la película en que el
comandante del entrenamiento, (quien no quiere
que una mujer se aliste en las fuerzas especiales del
ejército) está peleando contra la protagonista y le da
un golpe con tanta fuerza en la cara, que todo el
auditorioseestremece. Ellacaeal suelo, prácticamente
noqueado. La cámara enfoca su rostro en un clase up
y en su expresión se ve cómo de las partes más
profundas de su corazón empieza a salir una fuerza
invencible. En medio del dolor intenso recibido por el
golpe, su fuerza interna la empieza a levantar para
dar el golpe final a su adversario.
Mientras veía esta escena, el Espíritu Santo vino
sobre mí. Empecé a sentir un fuego dentro de mi
corazón, que me decía que en Jesús, el golpe final,
era siempre nuestro. No importa cuán grande sea el
dolor, el poder del amor del Hijo de Dios, siempre nos
levantará para dar el golpe de la victoria. (para
aquéllos que tienen reservas sobre ir al cine o no,
póngalas a un lado por favor. Dios puede usar
cualquier cosa para hablarnos, una burra, una
higuera seca, o una película. Nosotros somos muy
cautelosos en lo que vemos. La verdad es que Dios
está usando algunas películas para abrirnos los ojos a
muchos, y a El y sólo a El es la Gloria).