Ana Mendez Ferrell – Regiones de Cautividad - Ondas del Reino

Ana Méndez Ferrell/ 98
Nos quedamos pasmados al ver tantos juegos cuyo
propósito es llenar de miedo a la gente. Pero eso no es
todo; lo más increíble es que en muchos de ellos, en el
momento de mayor terror se escucha la voz de un
demonio o de un monstruo que grita "Ahora, estoy
poseyendo tu alma" o "tu alma es mía, por la
eternidad". ¿Será esto sin propósito? iEI que tenga
oídos que oiga!
Miles de gentessalen deahícon el rostro pavorizado,
por el susto que pasaron y luego se ríen, ignorando
totalmente las maquinaciones del diablo. Cuando el
Señor nos mostró las prisiones espirituales de las
tinieblas en esos lugares de aparente diversión,
lloramos y clamamos en profunda intercesión para
liberar los millones de almas que han quedado
cautivas ahí.
Otro tipo de cárceles que hemos encontrado en la
región de las tinieblas, son prisiones de pecado. Estas
se encuentran en diferentes niveles de profundidad o
en regiones conectadas a las tinieblas.
Las regiones espirituales no están aisladas, unas
conducen a otras. Por ejemplo, cuando una persona
sufre un gran trauma o un miedo intenso, se abren las
regiones de temor para cautivar su alma. A medida
que van aumentando el número de circunstancias
atemorizantes en su vida, el alma será puesta en
lugares cada vez más profundos. Será establecida en
regiones de tinieblas o en lugares aún más hondos,
de los que hablaré más adelante. Por lo general, el
Espíritu Santo nos revela por dónde entró y de ahí nos
muestra cómo se fue hundiendo, hasta que nos señala
el lugar donde está cautiva.
99 / Guerra de Alto Nivel
Las prisiones de pecado, se muestran a veces como
celdas y otras como valles llenos de gente
encadenada, azotados por demonios que los inducen
a pecar y a pecar.
Otras veces los hemos visto en lagos cenagosos,
donde los demonios grotescos de sensualidad y lujuria
los sumergen en todo tipo de inmundicia sexual.
Hemos visto lagos llenos de alcohol. O gente
encadenada dentro de una celda, donde son
obligados a drogarse o a beber continuamente. Ahí,
mientras se emborrachan o se inyectan
estupefacientes, llamas de fuego salen del fondo de
la prisión y les incendia el alma con violencia o
desenfreno. Este es el caso extremo de alguien que
no puede salir. Todos somos responsables de nuestros
pecados, porque el libre albedrío es siempre nuestro y
no del diablo. Me refiero a casos de verdadera
posesión, donde la persona se ha arrepentido muchas
veces e inevitablemente es arrastrado al pecado. En
este punto debemos tener cuidado y discernir, porque
hay gente que por un lado dice que se arrepiente
pero por el otro, aman su pecado. En este caso
debemos llevar a la persona a tener un encuentro
con el sacrificio de Jesús en la cruz, para que pueda
sentir Su dolor por el pecado y entonces se convierta.
Las regiones de oscuridad son muy diversas, y no es
la intención de este libro exaltar las aborrecibles
habitaciones de Satanás, describiendo una por una.
De estos lugares de cautiverio, los que más me ha
impresionado ver, son las prisiones de homosexualismo.
Es un lugar donde los sexos son confundidos. Es como
un remolino donde el sexo de las personas son
mezclados unos con otros y luego arrastrados y