Ana Mendez Ferrell – Regiones de Cautividad - Ondas del Reino

Ana Méndez Ferrell/ 64
amargamente, se desharán mis ojos en
lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue
hecho cautivo.
Jeremías 13:15-17
Pero Dios, quien está reformando todas las cosas y
llevando de luz en luz a sus pioneros, apóstoles y
profetas, está dándonos mucha revelación al
respecto.
Entonces, comencemos a entender cómo puede
ser que un cristiano fiel, que ama a Dios, puede estar
experimentando una prisión de su alma, de la que no
puede salir.
B) La fragmentación del Alma
El alma, al igual que el espíritu, está hecha de una
sustancia fragmentable, ambos están íntimamente
unidos entre sí. En cada partícula de nuestra alma
está contenida toda la información de quiénes somos,
como seres espirituales y anímicos. Esto es parecido a
lo que sucede en nuestro cuerpo. Dentro del núcleo
de nuestras células, existe una sustancia llamada el
ADN, que es una cadena de aminoácidos. Esta
funciona como un archivo donde se encuentra toda
la información genética o hereditaria de nuestro ser.
Se ha demostrado, que a partir de una sola célula se
puede llegar a reproducir todo el cuerpo, si
contáramos con la tecnología para hacerlo.
En la esfera espiritual, el diablo no necesita poseer
toda el alma de una persona para llevarla a prisiones
terribles. Necesita tan sólo un fragmento de ésta, la
cual establecerá en una región de su reino y desde
ahí la afligirá.
65 / Guerra de Alto Nivel
Para que esto suceda, precisa quebrantar el alma,
por medio de una situación de profundo temor, un
trauma, o un dolor agudo. También, por medio de la
participación en lo oculto y por el pecado, consigue
dividirla (Figura l.)
En la simbología bíblica, muchas veces cuando el
Señor habla sobre Judá, tiene que ver con nuestra
alma, y cuando se refiere a Jerusalén, con nuestro
espíritu. En el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel,
su historia y sus profecías, representan a la Iglesia y su
condición espiritual. Teniendo esto en consideración,
veamos en las Escrituras las artimañas del diablo para
apoderarse de las almas.