POESIA Y PROSA EN LA OBRA DE SAN JIJAN ... - Fundación Speiro
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<strong>POESIA</strong> Y <strong>PROSA</strong> <strong>EN</strong> <strong>LA</strong> <strong>OBRA</strong> <strong>DE</strong> S. JUAN <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> CRUZ<br />
es decir que cuando San Juan proscribe las formas de la imaginación,<br />
para lograr la unión perfecta con Dios (38), lo que hace<br />
es expulsar de la memoria las imágenes de las cosas sensibles, tal<br />
comó las concibe Santo Tomás, pero no condena la capacidad<br />
de la fantasía, según lo demuestra cumplidamente con sus metáforas,<br />
transfiguraciones, parábolas y demás.<br />
Por su parte, la Llama siempre nos produjo el efecto del<br />
fondo incandescente de un volcán. El objeto de las comparaciónes<br />
es más reducido que en el poema anterior. «Llama», «fuego»,<br />
«calor», «luz», «lámpara», «resplandor», «horno», «fragua», «inflamar»,<br />
«encender», etc., son términos corrientes en el texto,<br />
que adquieren gracias a la pluma del místico un sentido de iluminación<br />
cordial, distinta toto cáelo é incomparablemente superior<br />
a la iluminación fría del mero conocimiento racional. Para San Juan<br />
la luz nunca es plena, ni siquiera cuando el espíritu está todo<br />
impregnado de ella. El contemplativo habla de «resplandores en<br />
que el alma resplandece con calor de amor» (39). La luz es, por<br />
lo tanto, más brasa que llama, más calor que claridad. El místico<br />
de Fontiveros, incluso al lograr una experiencia que parece muy<br />
alejada de la enseñanza del gran maestro que escondió su nombre<br />
bajo el de San Dionisio, sigue fiel a la teología negativa y<br />
al concepto de luz inteligible, sinónimo de bien (40).<br />
Correlativo a esa luz caliente o calor luminoso es el objeto<br />
alumbrado: no el hombre superficial, ni sú pura existencia física,<br />
ni su condición de animal racional, sino el «centro» del alma,<br />
«las profundas cavernas del sentido», la «substancia», «seno»,<br />
«secreto». Consiguientemente, la acción transforma, purifica, altera<br />
dolorosámente el ser del hombre, siendo deleitosa sólo al fin.<br />
Y la expresión de esa actividad inefable es sobre todo táctil (así<br />
como en el Cántico domina lo visual multicolor, y en la Sabida<br />
y la Noche lo conceptual y negro): «herida», «cauterio», «llaga»,<br />
«mano», «toque», «blando», «duro», «sutil», «delicado», «abrasar».<br />
tatem, tune phantasia cognosceret universale: verum est si exprimeret<br />
universale in ordine quem habet ad phantasiam; sed non est ita, quia<br />
intéllectus agens transfert ipsum de ordine quem habet ad phantasiam, in<br />
ordinem quem habet ad aliam potentiam, scñicet, ad intellectum possibílem,<br />
et sic exprimit universale» (núm. 105).<br />
(38) Subida, II, cap. 12, § 3; III, caps. 8, 9, 10, 11, 12, 13, § 1.<br />
(39) Mama, III, § 9 B.<br />
(40) Cf. respecto de aquélla, por ejemplo, los pasajes siguientes del<br />
Pseudodionisio: De divinis nominibus, IV, §§ 5 y sigs.; De cadeste hterarebia,<br />
I, §§ 1 y sigs.<br />
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