POESIA Y PROSA EN LA OBRA DE SAN JIJAN ... - Fundación Speiro
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MARIO SORIA -<br />
En este importantísimo punto es seguro que ni franciscanos<br />
ni agustinos inspiraron las ideas de San Juan, ya que por aquella<br />
época las órdenes religiosas se atenían con fidelidad a la enseñanza<br />
de su maestros respectivos, lo cual sin duda coartaba la<br />
facultad de aprovechar enseñanzas ajenas al instituto de cada<br />
discípulo, pero daba en cambio una extraordinaria libertad en<br />
conjunto, pues los doctores proponían toda clase de soluciones,<br />
siempre conformes éstas con la ortodoxia, a los problemas filosóficos<br />
y teológicos. No obstante tal incomunicación relativa entre<br />
unas corrientes y otras, llama la atención que, al constituirse las<br />
diversas corrientes de pensamiento durante la edad media, coincidiesen<br />
pensadores de diversa procedencia en sostener una teoría<br />
que soslayaba los peligros de la excesiva intelectualización del<br />
dogma y de la realidad, reconociendo la capacidad creadora de<br />
la fantasía y el sentido metafísico de la memoria, a la vez que<br />
permitía formulaciones claras y aseguraba el dominio de la inteligencia<br />
sobre los datos procedentes de los sentidos. Los franciscanos<br />
y ciertos carmelitas y agustinos concordaban en esto. El<br />
acuerdo de doctrinas continuaba durante el siglo xvi, si bien<br />
quedando siempre circunscrita cada escuela a sus pensadores propios.<br />
Parece obvio dicho conocimiento intelectual de lo singular<br />
y absurdo el negarlo; pero un examen más detenido prueba su<br />
dificultad o, por lo menos, la posibilidad de que no sea falsa la<br />
doctrina contraria. A los escolásticos —recuérdese— se les plantea<br />
el problema de saber cómo el espíritu, dotado de inteligencia,<br />
cuyo objeto es el ente en general y las esencias de las cosas, conoce<br />
seres materiales y singulares. De acuerdo con el sistema<br />
filósófico de cada pensador, son muy ingeniosas las soluciones<br />
a esta dificultad.<br />
Santo Tomás, por ejemplo, sostiene que la inteligibilidad de<br />
los seres materiales está como sepultada en la materia que los<br />
constituye. Sólo mediante la abstracción se la saca a luz. Los<br />
sentidos aprehenden una cosa cualquiera y la presentan a la inteligencia<br />
mediante una imagen o «fantasma»; la inteligencia<br />
elabora esa forma y abstrae de ella lo universal, que es su conocimiento<br />
peculiar, Sólo de manera indirecta y mediata conoce el<br />
espíritu los individuos o singulares, carentes de inteligibilidad<br />
propia. Para aprehender lo concreto necesita la inteligencia realizar<br />
una especie de operación refleja o aplicación del conocimiento<br />
abstracto ya obtenido (87).<br />
'1262<br />
(87) Suma teológica, I, q. 85, art. 2; q. 86, art. 1.