POESIA Y PROSA EN LA OBRA DE SAN JIJAN ... - Fundación Speiro
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poesia y prosa en la obra de s. juan de la. cruz<br />
de ciento setenta sílabas, sólo cincuenta y odio sean cerradas.<br />
El ritmo, que, salvo una vez, cae en las sílabas segunda, sexta y<br />
décima, tiene como efecto una tersura de la estrofa que contrasta<br />
con la variedad de imágenes, la abundancia de términos y d<br />
desarrollo dramático de preguntas, respuestas y reflexiones. Esta<br />
espede de perfecta diversidad en la unidad la corrobora la lira<br />
con su alternancia regular de metros.<br />
6. A una exégesis semejante cabe someter la lira transcrita<br />
antes de la Subida del monte Carmelo, aunque su sentido sea<br />
menos obvio que d de las cuatro estrofas analizadas del Cántico<br />
espiritual:<br />
«¡Quedóme y olvidóme,<br />
el rostro recliné sobre el Amado;<br />
cesó todo y dejéme,<br />
dejando mi cuidado<br />
entre las azucenas olvidado».<br />
Esta es la octava; las siete estrofas anteriores de la Subida<br />
no parecen tan susceptibles de una interpretadón mística que<br />
fluya naturalmente de los versos, sin ayuda del comentario, si<br />
bien tampoco existen en ellas referendas concretas que inclinen<br />
la balanza semántica hacia lo profano. Los sentimientos, circunstandas,<br />
hechos, evitan cuidadosamente cualquier regusto mundano,<br />
no obstante la inequívoca pasión que los anima. Con la<br />
excepción del versó «en mi pecho florido» (VI, verso 1), donde<br />
sí tropezamos con una resonanda sensual, el poema tiene un<br />
aire misterioso que no nace de ningún disfraz ni afán de disimulo.<br />
La estrofa que vamos a analizar, término de la obrita, a la<br />
par que la concluye deja entrever el enigma del autor.<br />
Las alusiones venéreas están transfiguradas o, mejór dicho, se<br />
le presenta al lector una experienda inefable, para entender la<br />
cual se emplean términos cuyo sentido analógico es como una<br />
escala que permite contemplar desde su peldaño supremo todo,<br />
de lo más elevado hasta lo ínfimd. No se entiende, pues, lo superior<br />
merced a lo inferior, sino que lo divino produce una especie<br />
de turbio reflejo en el barro. Nada se disimula, ni siquiera<br />
usando de la exquisita discredón con que Dante envuelve d<br />
amor carnal en una elipsis, al hablar del adulterio de Paolo y<br />
Francesca:<br />
«Quel giorno piü non vi leggemo avante».<br />
La acdón que señalan los versos prácticamente se ha despo-<br />
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