UNA SOCIEDAD COMPARTIDA - Portal Mayores

La comunicación es una vía para el autoencuentro, para la autoestima, para
sentirme querido, para conocerme, reconocerme, crecer, para vivir saludablemente
feliz.
La comunicación es camino para la madurez. La comunicación auténtica
requiere que renunciemos a nuestros roles y simulaciones y esto nos lleva a relacionarnos
con nosotros mismos como realmente somos y, con los demás, como
realmente son; comenzamos a ser auténticos y verdaderos con nosotros mismos
y los demás. Y el resultado lógico de todo ello es la madurez.
Cuando no aceptamos al otro en la etapa en que se encuentra, damos muestras
de impaciencia y decepción, damos consejos no pedidos y les sugerimos que
cambien y mejoren. Nos parece que están equivocados y queremos hacerlos a
nuestra medida. En definitiva, no aceptamos lo que son.
La única solución es, de nuevo, ponerse en su lugar, la empatía, acompañarle,
comprenderle, aceptarle benévolamente tal y como es y en el proceso en el que
se encuentra. Es lo que Rogers llamaba “aceptación incondicional”.
No basta con captar el contenido de lo que el otro dice, sino que hay que
ponerse en su lugar para entender lo que nos comunica y así comprender el qué
y el por qué dice lo que dice. Todo este proceso no es sencillo y, probablemente,
no hayamos sido educados para ello. El juicio y el consejo, muy necesarios en
otros campos, están demasiado insertos en nosotros. Pero en la relación implicativa
de pareja y de familia resultan inútiles y se hace necesario cambiar este
esquema, si verdaderamente deseamos construir hogares sanos y felices.
La esperanza de hoy es la gran demanda que hay y la proliferación de literatura
y cursos que ayudan en ello
Educación emocional
Otro aspecto fundamental para la familia es la necesidad de una buena educación
emocional, que nos ayudará a saber escuchar como pareja y como padres,
haciéndolo compatible con los necesarios límites y toma de decisiones. Que los
sentimientos, los deseos y la imaginación forman parte de nuestra persona, es algo
obvio. Realmente, estas posibilidades son las que nos constituyen como seres diferentes,
únicos e irrepetibles. Estos recursos integrados en el yo personal son los
verdaderos responsables de que, ante el mismo hecho o situación, cada uno poda-
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