UNA SOCIEDAD COMPARTIDA - Portal Mayores

Este camino de diálogo interreligioso, que la Humanidad ha empezado, es
también diálogo intercultural, diálogo abierto, histórico, lingüístico, político,
pero, sobre todo, espiritual y, ciertamente, siempre inacabado y permanente.
Hablamos de diálogo intercultural e interreligioso, porque esta formación
conlleva una fuerte interacción: mucho de lo intercultural es interreligioso y
mucho de los interreligioso es intercultural. Por esta razón queremos resaltar
también la interculturalidad y el hecho de que las culturas son un todo dinámico
e interdependiente. En definitiva, la diversidad cultural y religiosa son manifestaciones
de la creatividad humana.
Un punto que es importante clarificar también es que, en nuestra humilde opinión,
no se trata de relativizar la verdad de cada religión, sino de creer que hay
una Verdad más alta, jamás abarcable por nuestras verdades parciales. Es ahí, en
donde de nuevo nos parece pertinente recordar de nuevo lo que nos comunicaba
el sufí murciano Ibn’ Arabi al comienzo de este trabajo.
Además, el DI -dado que obliga a las tradiciones religiosas a salir de su
marco confesional- es probablemente una magnífica oportunidad para abrirnos y
situarnos (los diferentes creyentes) solidariamente en el seno de la sociedad que
nos rodea y tomar postura frente a las grandes cuestiones del mundo contemporáneo.
En definitiva, las religiones son puntos de vista. Sólo Dios es el Absoluto
desde el cual podemos mirar todo. Ahora bien, ¿en qué ámbitos o niveles de diálogo
interreligioso podríamos trabajar?
3. Niveles o tipos de diálogo interreligioso.
Se han diferenciado (6) varios tipos o niveles de diálogo interreligioso que
conviene diferenciar: el diálogo de la vida, el diálogo de la acción, el diálogo de
la experiencia espiritual y el diálogo del discurso teológico. Estos cuatro ámbitos
o niveles nos interpelan a todos. Las posibilidades que tenemos para actuar en
cada uno de ellos son amplias, como veremos a continuación.
El diálogo de la vida tiene que ver con nuestra convivencia diaria en la pluralidad
de creencias. En medio del trajín de nuestra vida cotidiana, nos podemos
encontrar con personas de diferentes tradiciones religiosas en la calle, en la universidad,
en el trabajo, en el hospital, en el mercado, en Foros culturales y espirituales
diversos, etc. Se trataría de adquirir unas actitudes imprescindibles para
un diálogo verdadero, como son, por ejemplo: la apertura y el respeto al otro, la
tolerancia, el entendimiento mutuo, el deseo de escuchar, aprender y compartir la
vida con otros.
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