UNA SOCIEDAD COMPARTIDA - Portal Mayores

los directores de recursos humanos en las empresas? ¿Tienen el protagonismo
que se requiere para que los trabajadores sean realmente el “capital humano” que
hace posible que las empresas existan? ¿Se consideran realmente las políticas de
recursos humanos como parte integrante de la estrategia empresarial? ¿Sienten
los trabajadores que realmente forman parte de la política de RSC de las empresas?
La realidad, en la mayoría de los casos, es que las actuaciones ligadas a la
RSC se encuadran sobre todo en la dimensión externa de la empresa y, en consecuencia,
están vinculadas a la estrategia ligada a la marca y a la imagen, que se
quiere dar, es decir, a lo que entendemos como reputación corporativa, más que
al funcionamiento interno de sus trabajadores, que en la mayor parte de los casos
no han sido partícipes del cambio, ni de la estrategia que la empresa ha decidido
adoptar.
Esto además se pone de manifiesto en los organigramas que se manejan en
las empresas. Habitualmente, y esto no quiere decir que no haya excepciones, los
responsables de la RSC son los Directores de Relaciones Institucionales,
Directores de Desarrollo Corporativo o Directores de Comunicación, siempre
ligados a la figura del Presidente, del Consejero Delegado o del Director General,
mientras que el Director de Recursos Humanos se mantiene alejado de esas posiciones.
Unos llevan las relaciones “ad extra”, otros “ad intra”, pero estos últimos,
¿comunican realmente cuáles son las estrategias de la organización? ¿Las conocen
en profundidad? ¿No son más bien áreas más dedicadas a gestionar la plantilla
y, como tal, los presupuestos de la misma, que siempre es bueno recortar o
controlar, a gestionar la nómina y la seguridad social de los empleados, en lugar
de gestionar el talento humano e involucrar a los empleados en la gestión?
Esta es el gran reto de la RSC. Las empresas, sus directivos y sus planes estratégicos,
por lo general, tienen preconcebido un discurso en el que “exaltan” a su
gente y su “cultura” como los activos más valiosos, pero es raro encontrar una
compañía en la que realmente le den a la gente la importancia que se merece.
Pocas son las firmas en donde los empleados se encuentran realmente a gusto
y vean su trabajo como fuente de alegría y satisfacción que les impulse a entregar
el máximo para el bien de la organización.
El discurso no deja de ser meramente retórico y en gran medida irónico, las
empresas difunden y manifiestan sus compromisos con la RSC y, sin embargo, el
común denominador del empleado es la queja y la insatisfacción. Se sienten desa-
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